OPOSICIÓN DIVIDIDA = APLANADORA PRIISTA

Así como el abstencionismo permitió a la maquinaria del PRI operar a sus anchas para ganar cómodamente las elecciones del domingo pasado en Veracruz y otras entidades de la República, otro factor incidió para que el tricolor arrasara en los comicios: la pulverización del voto.
La “oposición” al PRI está fragmentada de tal manera, que el margen de maniobra para los operadores tricolores fue tan amplio que a punto estuvieron del llamado “carro completo” en la elección de diputados, y se quedaron con casi todos los ayuntamientos más importantes.
De los 30 distritos que tiene el estado, el Revolucionario Institucional y sus aliados de la coalición “Veracruz para Adelante” se estarían alzando con el triunfo en 27, con lo que se asegura una mayoría absoluta en la próxima Legislatura, suficiente para aprobar hasta modificaciones constitucionales si las llegase a haber.
Esto fue posible, en primera instancia, gracias a que el gobierno estatal y el PRI impidieron, mediante la cooptación de militantes, la alianza opositora que se fraguaba entre el PAN y el PRD. De no haber dinamitado la coalición que ya habían incluso registrado estos partidos ante el Instituto Electoral Veracruzano, otra sería la historia de estos comicios.
Por otra parte, la izquierda se dividió en tres. El PRD, Movimiento Ciudadano y el PT, partidos que tradicionalmente se coaligan en los procesos electorales, decidieron temerariamente ir cada quién por su lado, arrebatándose votos entre sí. El resultado: su votación fue ínfima en la mayoría de las ciudades. El Partido de la Revolución Democrática estaría cayendo al cuarto lugar como fuerza electoral en Veracruz, mientras que el del Trabajo está en riesgo de perder su registro local.
El PAN,  a su vez, vivió su propia división interna tras la elección de sus candidatos, y en el pecado llevó la penitencia. Un ejemplo claro de ello fue el puerto de Veracruz. El PRD, que no figura en esa ciudad, postuló como candidato a alcalde al panista Julio Saldaña luego de que éste fuera relegado en su partido para darle la candidatura al yunista Rafael Acosta Croda. Si se observa la votación final de ambos, es notorio que a quien le quita votos Saldaña es al blanquiazul, y se evidencia que si el PAN hubiera ido unido a la elección, habrían barrido al PRI en esa demarcación. Con todo y el abstencionismo.
A ello hay que sumar también la creación de partiditos a modo, como Alternativa Veracruzana y el Cardenista, que recibieron apoyo oficial para levantar su votación y hasta ganar algunos ayuntamientos pequeños, a cuenta de disgregar aún más el sufragio no priista.
Incluso los votos recibidos por el “candigato Morris” disolvieron la voluntad de quienes se animaron a salir a sufragar en esa jornada en la que el abstencionismo, estimado entre 60 y 70 por ciento en Veracruz, fue el vencedor absoluto.
En conclusión, la mezquindad, las traiciones, las pugnas internas y la ambición de poder desmedida de los partidos llamados de oposición, abrió la puerta para que fueran barridos por un priismo que ha aprendido a unirse cuando le es menester hacerlo en aras de mantener el poder, y que cuenta para ello con la estructura, la maquinaria, el dinero y las mañas.
A pesar de ello, como apunta en su cuenta de Facebook el investigador de la Universidad Veracruzana Alfredo Zavaleta, “es sorprendente que lo que queda de la izquierda, y el panismo dividido hayan obtenido un número significativo de ayuntamientos”.
Imagínese lo que habrían logrado unidos. Ya será para la otra.

Twitter: @yeyocontreras


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