EL MISMO CAMPO DE BATALLA
En
poco más de siete meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, lo único que ha
variado de la estrategia de “guerra” contra el crimen organizado es su difusión
mediática. Ahora ya no se habla de eso en la TV, la radio o la prensa. Pero la
realidad es que México sigue siendo el mismo campo de batalla.
Los
últimos sucesos en el estado de Michoacán lo confirman. Aquella entidad padece
una especie de guerra civil en varios de sus municipios por los enfrentamientos
entre las fuerzas federales y los grupos de narcotraficantes, intensificados en
los últimos días a niveles dantescos, mientras el estado es “gobernado” por un
interino, ya que su mandatario constitucional se resiste a dejar el cargo a
pesar de sufrir una enfermedad terminal que lo mantiene en el hospital. Como es
del PRI, se lo toleran.
La
detención del Z-40 no ha impedido que persistan los enfrentamientos en estados
como Tamaulipas, que se podrían volver más violentos mientras no se defina el
nuevo mando de ese grupo y reciba embates de los adversarios que les diputan
territorio y rutas.
En
la zona centro de Veracruz ha vuelto a sonar la alarma entre la población por
el resurgimiento de operativos de los que no hay explicación oficial, pero
cuyos estruendos se escuchan a kilómetros, aunque las versiones oficiosas
sostengan que se trata de “cohetes” de fiestas patronales. Ni qué decir de la
zona norte, donde el crimen organizado es amo y señor, y dispone de vidas y
haciendas.
Tal
pareciera que la administración peñista no tiene una estrategia diferente a la
que se puso en marcha el sexenio pasado. Y si la tiene, no ha dado resultados. El
país sigue sumergido en una vorágine de violencia.
El
silencio de los medios ante el terror del narco no lo desaparece. Ni siquiera
lo atempera, porque está en las calles de las diferentes ciudades de este país
y la población atestigua cómo le siguen robando su tranquilidad y cómo se
desvanece su calidad de vida.
Que
no es fácil contener a los demonios que se soltaron desde hace más de seis
años, nadie lo cuestiona. Pero se supone que por eso votó una mayoría de
mexicanos por Enrique Peña Nieto, para que hubiera un cambio con soluciones a
problemas como el de la inseguridad y la violencia.
Lo
demás, son pretextos.
JUANELO: COMO EL
PERRO DE LAS DOS TORTAS
Ahora
que está de moda hablar de sueños truncos en Veracruz, quien podría ver
desvanecerse el suyo es el todavía alcalde electo de Coatepec, Roberto Pérez
“Juanelo”, quien cometió un error garrafal.
En
un exceso de confianza (y de ignorancia), se le hizo fácil regresar a su curul
en el Congreso del Estado la semana pasada, cometiendo una ilegalidad, pues
tras la elección ya había recibido su constancia de mayoría que lo acredita
como presidente municipal electo de la ciudad del café. O sea, ostentó al mismo
tiempo dos cargos de elección popular diferentes. Porque aun cuando no haya
rendido protesta constitucional como edil, la de munícipe electo es una figura jurídica
que lo avala en el puesto.
Entonces,
Roberto Pérez habría usurpado el cargo de legislador local, al cual pidió
licencia para contender en los pasados comicios. Y ello lo haría inelegible, de
acuerdo con interpretaciones jurídicas.
Así
que por la ambición de cobrar la dieta de diputado unas semanas más, “Juanelo”
podría quedarse como el perro de las dos tortas. ¿Qué no hay nadie que los
asesore?
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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