EL INFIERNO DE ÁNGEL DE MARÍA
¿Alguna
vez ha sido usted víctima de un abuso de autoridad en México? Si la respuesta
es negativa, lo felicito, tiene usted mucha suerte. Si es al contrario, sabrá
que puede ser una de las experiencias más terribles que una persona pueda
enfrentar, más en un país como el nuestro, en el que la corrupción gangrena los
sistemas de procuración e impartición de justicia.
Pues
una joven maestra de preescolar oriunda de Xalapa, Veracruz, está viviendo la
peor pesadilla que se pudo haber imaginado, al parecer a causa de uno de esos
abusos que los encargados de la seguridad de este país acostumbran cometer
contra la población, y que podría involucrar a una red criminal internacional.
El
jueves pasado, Ángel de María Soto Zárate, de 23 años de edad, tomó un vuelo
con rumbo a Brasil, a donde acudiría para participar en la Jornada Mundial de
la Juventud que encabezará del 23 al 28 de julio el Papa Francisco, a quien
como devota católica que es, deseaba conocer.
Al
hacer escala en Perú, según narran sus amigos y familiares, Ángel de María
descubrió que había extraviado su pasaporte, por lo que buscó ayuda en la
Embajada mexicana, a la que solicitó uno provisional para llegar hasta Brasil.
Al no conseguirlo, tuvo que regresar al país, para lo que pidió a la aerolínea
en la que volaba, LAN, que detuviera su equipaje y lo embarcara de vuelta a
México.
Ya
en el aeropuerto del Distrito Federal, Ángel de María Soto reportó que no
estaba su equipaje en la banda donde se les entrega a los pasajeros. Acto
seguido, policías federales adscritos a la terminal aérea la abordaron para
cuestionarla sobre una maleta que había “aparecido” registrada con sus datos.
Cuál sería su sorpresa cuando resultó que ésta contenía 10 kilos de cocaína. Y
aunque desde un principio la joven educadora no reconoció como suya la valija,
esto no le importó a los judiciales, que la detuvieron y pusieron a disposición
de la Procuraduría General de la República, que a su vez la remitió este lunes a
un penal de alta seguridad en Nayarit,
acusada de tráfico de estupefacientes, bajo la averiguación previa PGR/DDF/SZC/AIM/375/2013-07.
Desde
el domingo, sus familiares y sus compañeros de las asociaciones católicas “Comunidad
Incienso de Dios” y el Centro Integral para el Desarrollo de la Familia se
organizaron para solicitar apoyo popular a través de las redes sociales, en la
página de Facebook y el hashtag de Twitter #LiberÁDMe, pues afirman que se
trata de una injusticia y quieren culpar a Ángel de María Soto de un delito que
no cometió.
Antes
de escribir este texto, este reportero consultó con amigos y familiares de Ángel
de María, y todos coinciden en que la joven tiene un modo honesto y normal de
vivir, que fue educada bajo principios morales que aplica en su cotidianidad, y
que la quieren responsabilizar de algo que no sería capaz de hacer, pues
aseguran que la maleta con la droga le fue “sembrada”.
No
conozco personalmente a Ángel de María. Pero sí a esos familiares y amigos que
dan fe de su honorabilidad, y en otro acto de fe, doy crédito a lo que dicen,
porque también sé de lo que son capaces las autoridades en este país, tan
proclives a quebrantar en cualquier momento el debido proceso para fincar
responsabilidades antes de averiguar. O para encubrir a alguien más.
Como
en tantos otros casos, lo único que se reclama es que se haga justicia. Nada más.
Pero nada menos.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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