VOTO IGNORADO
Vaya
que se han hecho bolas los políticos y las autoridades electorales con el furor
por el “candigato Morris”. Tantas, que han dicho barrabasadas como que votar
por el felino sería equivalente a anular el sufragio.
Eso
es una falacia que repitió ni más ni menos que una consejera del Instituto Electoral
Veracruzano, Arcelia Guerrero Castro, quien con ello demostró que ni siquiera
conoce la ley. Tuvo que enmendarle la plana la ex consejera de la Junta local
del Instituto Federal Electoral, Daniela Griego Ceballos, al referir que
cualquier nombre que se coloque en el espacio reservado para Candidatos No
Registrados, se cuenta. Y ése sería el caso si se votara por “Morris”.
Tan
son válidos esos votos, que a la hora del escrutinio y cómputo de la casilla,
como lo señala el artículo 225 del Código Electoral para el Estado de Veracruz,
los sufragios por los candidatos no registrados se contabilizan junto con los
de los demás abanderados de los partidos.
En
cambio, tal como lo establece el artículo 226 del mismo ordenamiento, un voto
será nulo cuando “la boleta haya sido depositada sin marcar distintivo alguno,
ni expresar candidato o fórmula de candidatos o candidatos no registrados”; o “la
boleta aparezca marcada en más de un distintivo, sin existir coalición entre
los partidos cuyos emblemas hubieran sido marcados”.
Esto
lo confirmó el propio presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial del
Estado de Veracruz, Daniel Ruiz Morales, quien explicó que una votación masiva
por “Morris” no anularía la elección, a menos que quienes le dieran su votación
al gato, deliberadamente y al mismo tiempo, cometieran algunas de las causales de nulidad antes descritas y
fuera en un porcentaje tan alto que comprometiera los comicios en su conjunto
en el municipio donde se realizara.
Es
claro que los ciudadanos xalapeños y los de otras ciudades donde ha cundido el
ejemplo de “Morris” no han enloquecido. No desean realmente que los gobierne un
felino, un can o un borrico. Lo que quieren es darles una enorme lección a los
políticos que, insistimos, han fallado, no lo quieren reconocer y prefieren
tachar de estúpida a la gente que se atreve a repudiarlos.
¿Con
qué legitimidad tomaría el poder alguno de los candidatos formales a la
alcaldía si, en un caso hipotético, el que obtuviera la mayoría de los votos
fuera el peludo “candidato no registrado”, que no podría acceder al cargo sólo
porque la ley se lo impide? Aunque se negasen a revelar que el nombre del mismo
es el del minino o el de cualquier otro animal, sería tan obvio que el que
“ganara” quedando en segundo lugar se volvería, aún más, un patético
hazmerreír.
La
banalización de la figura de los políticos en general es culpa de ellos mismos,
que son los primeros en burlarse de la gente al incumplir cínicamente sus
promesas y desvalijar las arcas de los gobiernos que mal administran. Eso sí es
de dar pena, no promover a un gato a una alcaldía.
Los
más de 100 mil seguidores que tiene “Morris” no deben ser echados en saco roto.
Un voto por el “candigato” quizá sea ignorado por la clase política. Pero si
son más de 50 mil, seguro que no los ignorarán.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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