EL MIEDO A LOS CIUDADANOS

Contra cualquier pronóstico, la “campaña” del “candidato Morris” a la alcaldía de Xalapa ha conectado realmente con los ciudadanos, a tal grado, que muchos de verdad piensan otorgarle su sufragio al minino el próximo 7 de julio en la capital del estado.
Lo más curioso es que “Morris” también logró unir a los partidos políticos, a las autoridades electorales y hasta a los intelectuales “progresistas”. Sí, los unió, pero en su contra.
La partidocracia y sus defensores no pueden tolerar la idea de que los ciudadanos prefieran votar por un gato que por sus “ínclitos” candidatos formales. No les cabe en la cabeza que a la gente no le importen las propuestas de los partidos y en cambio se entusiasme con un gato al que sólo ha visto en las redes sociales, y cuya propuesta es hacer nada.
Los intelectuales se ofenden por el supuesto nihilismo de los xalapeños, y califican al movimiento que sigue a “Morris” de “anarcoinfantil”. Candidatos, diputados y demás políticos chillan por la “falta de respeto” que les supone la idea de que un animal tenga más aceptación que ellos. Y hasta las autoridades electorales se meten al juego al criticar a los fans del felino y advertirles que los votos por “Morris” no contarán.
Lo que nuestros conspicuos representantes y pensadores no quieren ver ni entender es que “Morris” es sólo un reflejo de una sociedad que está hasta la madre de la clase política, de sus promesas incumplidas y de la frivolidad con que nos gobiernan. Que no se trata de que un gato sea alcalde, sino de echarles en cara que han fallado, que la gente está harta de ellos y que las campañas de sus candidatos formales están vacías, no le importan a la mayoría de las personas, que prefieren la “chunga” de postular a un gato a un cargo de elección popular, porque al menos lo sienten más honesto.
La “morrismanía” se convirtió en un fenómeno viral en redes sociales que ya trascendió hasta el ámbito internacional, y aunque tímidamente, está tomando las calles.
Eso es lo que aterra realmente a la clase política: que un movimiento espontáneo, surgido de los ciudadanos, tenga tal impacto. Que sea más popular, sin gastar un centavo, que sus costosísimas campañas. Y sobre todo, que permita a la gente reflexionar sobre lo que puede lograr cuando se une, cuando toma la iniciativa y no deja todo en manos de políticos y partidos, porque ni siquiera son confiables los procesos electorales, llenos de patrañas y porquerías.
Eso sí que les da pavor.

Agradecimiento

No hay reconocimiento más valioso que el que te dan tus pares, tus compañeros de trabajo y gremio. Así que agradezco infinitamente a quienes votaron por esta columna y su autor durante la entrega de Los Fito´s el viernes pasado. Gracias, totales.


Twitter: @yeyocontreras

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