LA "REIVINDICACIÓN" DE SALINAS
Cuando
en campaña se señalaba que Enrique Peña Nieto representaba el regreso del salinismo al poder, probablemente quienes lo afirmaban no se imaginaban cuán
profundo sería ese retorno.
Ni
siquiera se han ocupado de disimularlo. El ex presidente Carlos Salinas de
Gortari dejó sentir su fuerza e influencia desde la integración misma del
gabinete de Peña Nieto, donde colocó personajes ligados a su presidencia o a su
grupo político y hasta familiar de forma indeleble, empezando por su propia
sobrina, la secretaria de Turismo Claudia Ruiz Massieu Salinas; el director de
la Comisión Federal de Electricidad Francisco Rojas Gutiérrez; o el director
del Fondo de Cultura Económica José Carreño Carlón, por citar a algunos.
Es
claro que este sexenio es el de la reivindicación de quien es el “villano
favorito” de México desde la devaluación y la crisis económica de 1994-1995,
por aquel episodio que el mismo Carlos Salinas llamó el “error de diciembre”.
Para
mayor muestra, la exoneración que un juez federal decretó para su hermano Raúl
Salinas de Gortari, quien quedó absuelto del delito de enriquecimiento ilícito
por el que se le procesó, se le congelaron millonarias cuentas bancarias e
incautaron propiedades durante el sexenio de Ernesto Zedillo.
En
una maniobra judicial que ejemplifica con claridad el descaro con que se
manejan los priistas cuando tienen el poder, el juez federal Carlos López Cruz
determinó que aun cuando existía evidencia de que el “hermano incómodo” se
había enriquecido ostensiblemente entre 1985 y 1992, más allá de lo que su
salario como servidor público se lo permitiría, no se podía acreditar que se
hubiese aprovechado de los cargos que desempeñó en ese lapso, que abarca cuatro
años de la presidencia de su hermano Carlos.
En
su conjetura, toda una antología del cinismo, el juez considera que la riqueza
de Raúl Salinas pudiera deberse a una “acertada inversión de sus haberes o de
diversas razones que pudieran justificar o no, contable y financieramente, ese
incremento”.
Esta
grosera y burda argucia simboliza la estrategia para devolverles a los Salinas
de Gortari su “buen nombre”. Y en el camino, impulsar las reformas legales que
le interesan a ese grupo y que desde aquel sexenio se comenzaron a plantear,
como la del sector energético.
Si
no lo cree, va otro ejemplo. En la mayor secrecía, comenzó la venta de los
activos de Petróleos Mexicanos, en este caso, la mitad del Complejo Petroquímico
Pajaritos, ubicado en Coatzacoalcos, que de acuerdo con el decreto publicado en
el Diario Oficial de la Federación el pasado 26 de julio, fue “desincorporado del
régimen de dominio público de la Federación” a efecto de que Pemex Petroquímica
“lleve a cabo su enajenación a título oneroso”.
Todo
esto, a una semana de que Enrique Peña Nieto presente formalmente su propuesta
de reforma energética ante el Congreso de la Unión.
En
política no hay casualidades. El salinismo está de regreso. Y con él, una
avasallante manera de ejercer el poder.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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