A GOLPE Y "PORRAZO"
Pedestre
y burda fue la provocación que el grupo desplazado de la carrera por la
rectoría de la Universidad Veracruzana armó el viernes pasado para intentar
descarrilar el proceso de sucesión.
Como
si estuviéramos en la década de los 80 del siglo pasado, un grupo de porros
secuestró las instalaciones de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de
Informática (USBI) de la UV en Xalapa, para boicotear el último informe del
rector Raúl Arias Lovillo, quien al final lo presentó en el auditorio de la
facultad de Contaduría de la zona universitaria.
Enmascarados,
con pancartas impresas en costosas lonas, los supuestos “alumnos de facultades
de las diversas regiones de la Universidad Veracruzana” encadenaron las puertas
de los accesos de la USBI por varias horas, privando de su libertad a los
académicos y estudiantes que estaban dentro. ¿Sus motivos? “Protestar por las
irregularidades que se vienen presentando en el proceso para la designación de
Rector 2013-2017”, según lo escrito en el volante que repartieron.
En
las “exigencias” de esta veintena de pseudoestudiantes –si es que de verdad
estudian algo o han pisado la escuela– se siente la mano de quien los mandó:
piden el retiro de José Sarukhán de la Junta de Gobierno de la UV, que el
proceso inicie de nueva cuenta y que se auditen los últimos diez años de la
gestión de la casa de estudios (como si no se auditaran año con año por el
Orfis y la Auditoría Superior de la Federación).
¿Quién
podría estar interesado en que “se restablezca la legalidad del proceso y se
inicie de nueva cuenta”? Evidentemente, quien quedó descalificado del mismo:
Víctor Adolfo Arredondo Álvarez.
La
asonada contra la Universidad es un recurso desesperado del ex rector, quien ya
había repartido cargos, privilegios y presupuestos al creerse el seguro sucesor
de Raúl Arias Lovillo, a quien dejó en el cargo cuando se marchó de la UV para
integrarse al gabinete de Fidel Herrera Beltrán como secretario de Educación en
2004.
Y
en el mejor estilo de quien fuera su jefe ese sexenio, Arredondo recurrió a lo
peor que se le puede hacer a una universidad: el porrismo violento, que amenaza
con tomar todas las facultades de la UV si no se hace lo que ellos dicen.
Muy
ad hoc con el ambiente de impunidad que se vive en Veracruz en todos los
niveles, no hubo autoridad que pusiera orden, a pesar de que varias personas fueron
privadas de su libertad por horas al mantenerlas encerradas en la USBI. O no
quisieron ensuciarse o de tan sucios que estaban, dejaron pasar la agresión,
pues eran parte de la misma estrategia.
No
es la intención de este reportero defender a Raúl Arias Lovillo ni su gestión.
El juicio sobre sus nueve años al frente de la UV le toca hacerlo a la
comunidad universitaria, y financieramente, a los entes fiscalizadores
correspondientes. Pero es necesario remarcar que el retorno de este tipo de
prácticas para intervenir en las decisiones de una universidad autónoma es
insano, inmoral e irresponsable.
Es
increíble que alguien como Arredondo, quien ya fue rector de la UV y goza de
prestigio por su trayectoria en el ámbito académico, se decida a mandarlo todo por
el retrete por la ambición de poder, y ponga en riesgo la estabilidad misma de
la institución que lo formó profesionalmente y que pretendía volver a dirigir.
La
rectoría de la Universidad Veracruzana no se puede ganar a golpe y porrazo.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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