LA OTRA MARCHA
Fotografía: Ángel Hernández/ AVC Noticias |
Este
fin de semana se celebró una marcha, otra más, en la ciudad de Coatzacoalcos,
al sur del estado de Veracruz.
Pero
ésta no formaba parte de las convocadas por la Iglesia Católica a través de su
asociación pantalla llamada Frente Nacional por la Familia -aunque algunos de
sus simpatizantes se colaron, despistada o abusivamente- para protestar contra
los matrimonios igualitarios.
Esta
concentración tuvo una motivación, nos atreveríamos a asegurar, mucho más
urgente y, sobre todo, dolorosa: demandar la acción de la autoridad para
detener la ola de violencia delictiva que azota al antiguo Puerto México y que
lo ha convertido, como muchas otras ciudades del estado, en territorio de
nadie.
Los
secuestros, asaltos, extorsiones y asesinatos en la región han alcanzado un
nivel que, literalmente, ha convertido a Coatzacoalcos, otrora una próspera e
industriosa ciudad, en un pueblo fantasma en el que nadie quiere salir por las
noches. Aunque no hace falta. La violencia y la inseguridad también se palpan a
plena luz del día.
A
tal grado ha llegado la crisis en esta zona del estado de Veracruz, que ya se
experimenta el mismo fenómeno de muchas ciudades fronterizas del norte de la
República: las familias que cuentan con los recursos para hacerlo, están
emigrando a otros estados e incluso fuera del país, y lo único que dejan en sus
terruños son sus negocios, mientras pueden establecerlos en otro lado, lejos de
la acción del crimen organizado y de la delincuencia común.
Frente
a la abulia del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, al que no le importa en
absoluto que el estado se hunda, otros actores políticos han tenido que empezar
a llamar la atención sobre este problema que, hay que señalarlo, no es
privativo de Coatzacoalcos ni del sur de Veracruz, sino que se extiende como
plaga por todo el territorio estatal.
La
semana pasada, el senador priista José Francisco Yunes Zorrilla presentó ante
el Pleno de la Cámara alta un punto de acuerdo para solicitar la intervención
de las fuerzas federales de seguridad en la región. “Es urgente que la zona sur de Veracruz y su gente sean atendidas por las
autoridades federales con esquemas de inteligencia y apoyo táctico para detener
la ola de violencia que se ha desatado desde hace tiempo. Es más que evidente
la falta de recursos institucionales y materiales para detener la ola de
criminalidad”, manifestó el legislador.
Y aportó datos duros sobre la
situación. Según cifras oficiales, durante 2015 se registraron, solamente en
esa zona, 565 homicidios dolosos, 97 secuestros y 102 extorsiones, mismas que
se han duplicado durante 2016, bajo la salvedad de que se trata de delitos
denunciados ante las autoridades.
Coincidencia
o no, al otro día de presentar este punto de acuerdo en el Senado de la
República, un cercano colaborador y amigo de Yunes Zorrilla, José Roberto
Valderrama, quien se desempeñaba como director del hospital municipal de José
Azueta, fue acribillado a balazos en esa localidad.
Por
todo lo anteriormente expuesto, la población de Coatzacoalcos salió a las
calles a demandar que se detenga la violencia y a que el gobierno garantice la
paz y la seguridad, como se supone que es su obligación.
Pero
en esa marcha, que no contó con recursos millonarios para promoverse en los
medios, no se vio a ningún obispo, ministro de culto ni monaguillo de closet
caminando. Seguramente la violencia, que sí destruye familias, es parte del
“plan original” de algún dios vengativo.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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