CUANDO EL DINOSAURIO DESPERTÓ...EL PRI SEGUÍA AHÍ
El
Partido Revolucionario Institucional celebró este 4 de marzo 85 años de
existencia desde su fundación en 1929, durante el sexenio de Plutarco Elías
Calles, al término de la Revolución Mexicana.
Durante
ésas más de ocho décadas, pasó de ser el núcleo en el que los diferentes jefes
de la guerra revolucionaria se repartieron el poder, que se permitía ciertos
coqueteos con la izquierda, al mazacote de hoy en día, en el que no priva
ideología política alguna entre sus líderes visibles y sí un pragmatismo camaleónico
que, a decir verdad, lo ha mimetizado con los vientos de las distintas etapas
históricas en las que ha estado presente, permitiéndole sobrevivir.
Pero,
¿qué representa el PRI hoy en día? Un monolito del siglo XX que a pesar de
todo, permanece vigente. Que en lo político se comporta como siempre lo ha
hecho y que conserva un factor en común, un solo hilo conductor a lo largo de
su historia: su pleitesía al Presidente de la República en turno y la dirección
política y económica que éste le dicte. El culto al Tlatoani heredado de la
tradición indígena previa a la conquista española.
Así,
lo mismo ha defendido la educación socialista en la era de Lázaro Cárdenas que
el desarrollo estabilizador en la de Adolfo Ruiz Cortines. Se declaró de
“izquierda radical” con Adolfo López Mateos y se propuso “administrar la
abundancia” con José López Portillo. Quiso liderar al “tercer mundo” con Luis
Echeverría y nos vendió el espejismo de la entrada de México al primero con
Carlos Salinas de Gortari.
Precisamente
ahora defiende los intereses del grupo político que en este momento gobierna al
país, aún en contra de causas que defendió históricamente, como la expropiación
petrolera.
El
PRI de la era de Enrique Peña Nieto se ufana de tener una “legítima y sana”
cercanía con el titular del Ejecutivo federal, como quedó de manifiesto durante
la celebración de su 85 aniversario, reafirmando su credo presidencialista por
sobre cualquier otra cosa. Doce años de orfandad le enseñaron a los priistas
que aquella frase de César “El Tlacuache” Garizurieta, arquetipo del político
priista, es para ellos como un mantra: “vivir fuera del presupuesto, es vivir
en el error”.
Tras
su vuelta al poder presidencial en 2012, el PRI ha demostrado que muy poco ha
cambiado. Que sigue siendo el mismo partido tentado por la corrupción, autoritario,
pero que sabe transar para llegar a acuerdos. Como dijera otro clásico de la
política priista, Fidel Herrera Beltrán: “todo lo que se compra con dinero, es
barato”.
Sin
embargo, el país permanece tal como lo describió otro de los santones de ese
priismo tan dado a crear por su propia mano a sus mártires, Luis Donaldo
Colosio, quien un 4 de marzo, pero de 1994, pronunció en un hoy histórico
discurso: “yo veo un México con hambre y sed de justicia. Un México de gente
agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla.
De hombres y mujeres afligidos por abusos de autoridades, o por la arrogancia
en las oficinas de gobierno…”
Pero,
parafraseando al escritor Augusto Monterroso, la moraleja de los primeros 85
años del tricolor es que, cuando el dinosaurio despertó… el PRI seguía ahí.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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