AUTOENGAÑOS
Sin duda, la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014 fue espectacular. Una producción de primer nivel que rayó en la fastuosidad. No tendría por qué haber sido de otra manera. ANIMA Inc, la empresa contratada por el gobierno veracruzano para la ocasión, se especializa en este tipo de producciones. A su cargo tuvo la inauguración de los Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011 y las celebraciones por el 150 aniversario de la batalla de Puebla el año pasado. Era de esperarse algo similar, y es de reconocerse que les salió bien a nivel espectáculo. Habría qué averiguar cuánto nos costó a los veracruzanos.
Sin
embargo, y contrario a lo que quiere hacer creer el gobierno estatal, el éxito
de la ceremonia inaugural no cambia en nada las anomalías y pifias alrededor de
la organización de los Juegos, ni el desvío de recursos que las provocó.
La
falta de las villas centroamericanas ya causó la deserción de tres atletas
cubanas, así como airadas quejas de delegaciones como la venezolana por las
distinciones en el hospedaje y la comida para sus integrantes. Y ya no digamos
la ausencia de medidas de seguridad, lo que ya costó el robo de una lancha,
dinero y tres bicicletas de los competidores.
Pero
el Gobierno de Veracruz cree que aplicando la máxima atribuida al ministro de
Propaganda nazi Joseph Goebbels, “una mentira repetida mil veces se convierte
en una verdad”, logra esconder sus deficiencias, que van más allá de la mera
desorganización de las justas deportivas, las cuales brillan, pero por la
ausencia de público en muchas de las competencias, al grado que el gobernador
Javier Duarte decretó suspender clases esta semana en todo el estado de
Veracruz y ofrecer el acceso gratuito a los niños con tal de atraer
espectadores. Eso, a pesar de que los boletos están, en teoría, agotados.
El
gobierno duartista recurre a la “estrategia” de alabarse en los medios a través
de sus plumas a sueldo para dar la sensación de “éxito” y “eficacia”, al grado
que al menos en tres diferentes artículos de opinión publicados en el
transcurso del pasado fin de semana le concedieron una “medalla de oro” –literalmente,
en esos términos– a Javier Duarte, y en otro más se aventaron la puntada de
llamarlo “uno de los mejores gobernadores que ha tenido Veracruz”.
Verdaderamente de pena ajena.
El
colmo fue que el sábado 15 de noviembre, cuando el titular del Ejecutivo
veracruzano acudió a entregar su cuarto informe de gobierno al Congreso del
Estado, desde antes de las siete de la mañana un grupo de personas de la
tercera edad ya lo esperaba, junto con otras tantas de condición humilde,
mostrando sendas pancartas con frases tales como “Duarte el mejor gobernador”,
y el consabido “Gracias sr. Gobernador”, mientras empleados del gobierno
repartían despensas entre los “espontáneos”.
¿De
verdad piensan que eso les sirve de algo? ¿Qué la sociedad se traga esos
cuentos? ¿Sólo para eso le dan sus métodos de “contención” y propaganda al
vocero que quiere ser gobernador, Alberto Silva Ramos?
Porque
quizás ellos se crean sus propias ficciones. Pero la sociedad ya no. La
rechifla del público asistente a la inauguración de los Juegos Centroamericanos
para el Gobernador y el presidente Enrique Peña Nieto, da fe de ello.
Al
querer engañar a todos, en el Gobierno del Estado sólo se engañan a sí mismos.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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