LA TRAICIÓN A JOSÉ YUNES
En
2006, José Francisco Yunes Zorrilla fue postulado por primera vez como
candidato del Partido Revolucionario Institucional al Senado de la República.
Al
político oriundo de Perote lo respaldaba una carrera en ascenso, su juventud y
el hecho de que en sus encomiendas públicas había salido siempre bien librado,
lo mismo como alcalde de su municipio que como diputado local y federal.
Yunes
Zorrilla fue convencido de ir en pos del Senado por el entonces gobernador
Fidel Herrera Beltrán, quien le prometió que una vez estuviera en la Cámara
alta, le apoyaría para hacerlo su sucesor en la gubernatura de Veracruz.
Convencido
de que tenía condiciones óptimas para ganar, José Yunes se lanzó a una aventura
que desde un principio se convirtió en un infierno. El candidato presidencial
del PRI, Roberto Madrazo Pintado, sembró tal cantidad de enconos dentro y fuera
de su partido, que su campaña se fue al abismo en un dos por tres, arrastrando
al tricolor hacia la misma suerte, mientras la lucha por el poder se
concentraba sólo entre el PAN, con Felipe Calderón, y el PRD y sus aliados, con
Andrés Manuel López Obrador.
En
los estados se reflejó de igual manera la debacle priista. Al darse cuenta de
ello, Fidel Herrera abandonó a su suerte a los candidatos del PRI en Veracruz,
incluido José Yunes, quien al final quedó en tercer lugar en las votaciones,
frustrándose así su intención de llegar al Senado.
A
pesar de ello, el peroteño mostró dignidad en la derrota. Rechazó regresar a la
curul en el Congreso veracruzano a la que había pedido licencia para ser
candidato, y esperó, como marcan las reglas de la institucionalidad del
priismo, a que se le requiriera de nuevo. Ello sucedió al ser nombrado
dirigente estatal del PRI en 2007, desde donde comenzó a hacer un trabajo de
reconstrucción del tejido dañado en la estructura de su partido.
Para
entonces, Fidel Herrera ya había cambiado de idea respecto de quién sería su
“delfín” para sucederlo, si no es que su intención siempre fue ésa: su entonces
subsecretario de Finanzas, Javier Duarte de Ochoa. Así que al percatarse de que
José Yunes estaba realizando una buena labor con las bases priistas, decidió cortar
de raíz con esa amenaza a su proyecto transexenal y ordenó, sin dar mayores
explicaciones, el relevo en PRI estatal, donde colocó a uno de sus
incondicionales.
A
pesar de esta nueva afrenta, José Yunes Zorrilla aguantó y evitó la
confrontación con Herrera. Regresó a Perote a preparar el siguiente paso, que
fue contender en 2009 por la diputación federal, que ganó por amplio margen,
prácticamente sin despeinarse. Esto lo reposicionó políticamente, al grado de
que su nombre volvió a sonar para contender por la gubernatura.
Para
finales de 2009 y principios de 2010, la decisión de Herrera Beltrán de hacer
candidato del PRI a Javier Duarte a como diera lugar ya era totalmente manifiesta,
lo que provocó el rechazo de varios sectores del priismo, que no estaban de
acuerdo y le hicieron un vacío, entre ellos la familia Yunes Zorrilla. Y fue
entonces que el propio Duarte buscó a José para pedirle que se uniera a su
campaña como coordinador, con el compromiso, nuevamente, de impulsarlo para la
siguiente vuelta, en 2016. Yunes aceptó y al final, Duarte ganó la gubernatura.
El
compromiso contraído en 2010 comenzó a cumplirse cuando en 2012 el PRI postula
a José Yunes Zorrilla al Senado por segunda ocasión, esta vez en fórmula con
Héctor Yunes Landa, otro agraviado por las engañifas de Herrera Beltrán. Como
es sabido, ganaron la contienda y arribaron a la Cámara alta.
En
los dos años siguientes, Yunes Zorrilla se mostró cauto respecto de sus
aspiraciones a la gubernatura, guardando, como suele hacerlo, respeto por los
tiempos y por la investidura del gobernador en funciones.
A
últimas fechas, y ante el activismo desbocado de otros aspirantes, José Yunes
Zorrilla pisó el acelerador de sus actividades públicas en Veracruz, en el
entendido de que de no hacerlo sería rebasado por los otros. En tanto, la relación
con el gobierno estatal se mantenía en términos de respeto y hasta de apoyo
recíproco, y por las vías periodísticas oficialistas se le manejaba como el
seguro sucesor de Javier Duarte.
Hasta
que algo pasó, y desde palacio de gobierno se dio la orden de apoyar una
reforma legal “propuesta” por el PAN para que el siguiente periodo de gobierno
en Veracruz sea de solamente dos años, con el pretexto de empatar las
elecciones locales con las federales en 2018.
Para
llamarla por su nombre, ésta es una nueva traición del grupo gobernante a José
Yunes Zorrilla, más ruin que la de 2006. Se trata de una grave afrenta que
rompe el pacto de 2010, ya que el senador no estará interesado en buscar ser
gobernador por dos años. Y aunque técnicamente la propuesta de la modificación
del periodo de gobierno no la presentó la administración estatal, la operación
para lograr el “consenso” de la vergonzante “oposición” en el Congreso y de un
sinnúmero de voces oficiosas de empresarios y dirigentes de asociaciones de
variada índole, lleva todo el sello del palacio de gobierno.
José
Yunes Zorrilla está en medio de la encrucijada de su vida. ¿Seguirá soportando
los engaños y afrentas a su persona, y se alineará? O ¿romperá con el duartismo
si se concreta la reforma?
Porque
no debe olvidar que quien traiciona una vez, traiciona siempre. No falla.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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