TRAICIÓN CONSUMADA
Fotografía: Presidencia de la República |
Una vez más quedó demostrado que el
presidente Andrés Manuel López Obrador no honra su palabra ni es capaz de
aceptar que sus decisiones sean cuestionadas.
La mañana de este jueves, el titular del
Ejecutivo federal presentó a quienes se encargarán de dirigir la Guardia
Nacional, el organismo en el que el gobierno basará su estrategia de seguridad
para el país. Y contrario no solo a sus promesas de campaña –que ya no es
novedad que rompa sin reparo ni pudor-, sino a la reforma a la Constitución
aprobada por el Congreso de la Unión, su mando principal es un militar en
activo.
El pasado mes de febrero, el Senado de la
República aprobó la reforma constitucional que hace posible la creación de la
Guardia Nacional, pero modificando la propuesta original del Presidente al
establecer que el mando de la nueva corporación fuese civil y que la actuación
de las fuerzas armadas dentro de la misma se limitase a cinco años. Acuerdo que
fue ratificado por la Cámara de Diputados y por los congresos locales.
López Obrador nunca estuvo conforme con que
los legisladores se “atrevieran” a modificar su decisión. El 4 de marzo,
declaró que el dictamen aprobado permitía que cualquier persona ocupara la
comandancia de la Guardia Nacional y que, en ese caso, analizaría que es “lo
que más conviene”, deslizando la posibilidad de nombrar militares en retiro
para “reforzar” los mandos de ese cuerpo de seguridad.
Pero al final hizo lo que quiso sin
importarle nada más. Como comandante de la Guardia Nacional nombró al general
de Brigada de Estado Mayor Luis Rodríguez Bucio, cuya hoja de servicios incluye
haberse desempeñado como coordinador de Grupos Interinstitucionales en Trabajo
de Campo en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), entre
1994 y 2000. Se doctoró en Defensa y Seguridad Nacional con el tema “Participación
de las Fuerzas Armadas Mexicanas en la Estrategia de Combate al Narcotráfico
del Presidente Felipe Calderón Hinojosa”.
El también general de Brigada de Estado Mayor
Xicoténcatl de Azolohua Núñez Márquez fue nombrado titular de la Coordinación
Operativa Institucional de la Guardia Nacional, donde la veracruzana –y única
no militar- Patricia Rosalinda Trujillo Mariel fue designada como representante
de la Policía Federal.
El pretexto para justificar el nombramiento
de Rodríguez Bucio al frente de la Guardia Nacional es que se encuentra “en
proceso de retiro” del Ejército, al igual que Xicoténcatl de Azolohua Núñez. Pero
para la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) eso no es suficiente.
“En los términos constitucionales, la Guardia
Nacional se acotó a una adscripción civil. Lo óptimo es que hubiera tenido un
perfil civil. Hoy conocemos que tendrá un perfil militar. Pero no hay que
hablar sobre si (el general Rodríguez Bucio) está en proceso de retiro. Tendría
que estar ya en retiro o con licencia”, espetó el presidente de la CNDH, Luis
Raúl González Pérez, quien dejó abierta la posibilidad de promover una controversia
constitucional en contra de esos nombramientos si organizaciones de la sociedad
civil –que tanto incomodan al Presidente- lo solicitan.
Contra la recomendación de organismos
nacionales e internacionales de derechos humanos, y demostrando en los hechos
ser el más conservador de los últimos sexenios, el gobierno de Andrés Manuel
López Obrador perpetuará el combate a la inseguridad con las fuerzas castrenses
al frente, lo cual es sabido qué consecuencias ha acarreado para el país desde
que Felipe Calderón declaró la “guerra al narcotráfico”.
Pero quizás lo peor de todo es la traición a
quienes le creyeron que sería diferente.
Asueto
Por periodo vacacional, esta columna y su
autor se tomarán un descanso la semana entrante. A sus lectores y editores,
gracias.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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