CUCHILLADAS LEGISLATIVAS
Fotografía: archivo |
Junto
con la intención vil de los funcionarios duartistas de pretender “escurrir el
bulto” para evitar rendir cuentas del atraco cometido contra Veracruz los
últimos doce años, es de destacarse la deplorable actitud de los diputados de
la LXIII Legislatura del Estado que, con su voto, se han convertido en cómplices
del desastre de la entidad.
Como
ninguna otra, la mayoría que controla la LXIII Legislatura del Estado ha sido
abyecta, servil y mezquina. Sin importarle las consecuencias para varias
generaciones de veracruzanos, los diputados adictos al duartismo-fidelismo le
aprobaron lo que quiso al grupo gobernante que ahora desesperadamente quiere
protegerse de la rendición de cuentas por su pésimo desempeño al frente de la
administración estatal.
Fue
esta Legislatura la que le autorizó al todavía gobernador Javier Duarte de
Ochoa reformar la Constitución del Estado para que el periodo de la próxima
gubernatura sea de apenas dos míseros años, frenando con ello cualquier plan de
desarrollo de largo aliento que hubiera podido establecerse. Todo, en aras de
un proyecto político que al final de cuentas, fracasó estrepitosamente.
Más
que cualquier otra, fue la LXIII Legislatura la que permitió al gobierno de
Javier Duarte endeudarse estratosféricamente, comprometiendo el futuro de las
próximas generaciones de veracruzanos, y sin que ello le reportara al estado ni
un solo beneficio, ni una sola obra. Absolutamente nada, más que una pesada
carga para los próximos 30 años.
Los
actuales diputados locales también llevarán sobre las espaldas la responsabilidad
de haberse hecho “de la vista gorda” con las brutales irregularidades
financieras y administrativas cometidas por el Ejecutivo estatal, al que le
aprobaron con los ojos cerrados todas las cuentas públicas que le “revisaron”,
y de donde ahora brota suciedad como de una cañería.
Además,
y por si no fuera bastante oprobioso, la LXIII Legislatura del Estado de
Veracruz resultó un ente oneroso e improductivo. De acuerdo con el Informe
Legislativo 2016 del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), el
trabajo del Congreso de Veracruz fue el tercero más caro del país en 2015, con
un costo de 11 millones 407 mil 407 pesos por sesión y de cinco millones 703
mil 703 pesos por iniciativa, en un comparativo de su presupuesto contra el
número de veces que se reunieron para hacer la labor para la que fueron
elegidos. Amén de que el 57.4 por ciento de ese presupuesto se destinó al pago
de gasto corriente.
Ahora,
en la víspera de concluir con mucha pena y nada de gloria su periodo, la LXIII
Legislatura se apresta para aprobarle a Javier Duarte lo que ya se conoce popularmente
como el “kit de impunidad”, a través de reformas legales y nombramientos con
los que el régimen intenta boicotear a la administración que le sucederá, así
como impedir que la justicia los alcance.
Por
supuesto que no son todos los diputados de este Congreso los que han aprobado
las subsecuentes y sistemáticas cuchilladas legislativas a Veracruz. Cada quién
tendrá que hacer una evaluación de su desempeño. Los hay que han transitado con
dignidad y alguno hasta con honorabilidad. Pero son los menos.
El
daño que le causaron a Veracruz es inmenso. Y son igual de responsables que los
autores materiales, estigma que los perseguirá siempre.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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