APESTAN A PODRIDO
Si hay algo peor que la paranoia y la
histeria con que el régimen de la mal llamada “cuarta transformación” suele
reaccionar a las críticas a sus malos manejos de la política, la seguridad y la
economía, es la manera como ha pretendido hacer creer que atiende temas como el
de la violencia contra las mujeres.
No conforme con exhibirse antes de la
emergencia sanitaria descalificando las multitudinarias protestas de mujeres
por la sistemática omisión del Estado para hacer frente a la violencia
feminicida –que hasta la fecha es lo único que goza de cabal salud en este
país-, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado a negar que el
confinamiento haya provocado un aumento en los ataques dentro de los hogares,
escudándose en su ridícula y gastada perorata del “pueblo bueno” que durante la
cuarentena ha experimentado un “reencuentro” familiar.
Ello, a pesar de que todas las cifras sobre
denuncias desmienten esos “otros datos” con los que se escabulle para no hacer
frente a los temas que le son incómodos o que revelan claramente la realidad de
un gobierno al que lo único que realmente le interesa es mantenerse en el poder
repartiendo dádivas que no solucionan ningún problema estructural, pero son muy
efectivos para crear clientelas electorales.
El presidente –así, con minúsculas- ha
llegado al extremo de afirmar que 90 por ciento de las llamadas al número de
emergencia 911 para solicitar ayuda o denunciar actos de violencia
intrafamiliar son falsas, lo que provocó agrias críticas de los grupos y
asociaciones feministas y de defensa de derechos humanos no cooptados por el
gobierno, que lanzaron en redes sociales la campaña “Nosotras tenemos otros
datos” para evidenciar que de donde salen las falsedades es del lado
oficialista, cada vez más hundido en la impenetrable burbuja que lo desconecta
de la realidad.
La respuesta que dio el gobierno de la “4t” a
esta campaña es de antología, pero de tan patética: este martes lanzó su “estrategia”
de “atención y prevención de la violencia contra las mujeres” a través de la
Secretaría de Gobernación –irónicamente encabezada por una mujer que ha sido
reducida a menos que un adorno- denominada “Cuenta hasta diez” –“fusilada” de
una campaña del mismo nombre lanzada por la odiada Televisa hace unos 35 años-,
en la que lo que se recomienda es precisamente eso, contar hasta diez, respirar
y que “no se pierda la paciencia” para así, ¡pum!, evitar un acto de
brutalidad.
No se ría, porque aunque cueste trabajo
creerlo, es en serio. Y no se queda en eso. En una de las imágenes promocionales
de la campaña de marras –seguro salida de la “brillantísima” oficina del (des)
coordinador de Comunicación Social Jesús Ramírez Cuevas- aparece una mujer como
la instigadora de la violencia hacia un hombre, con lo cual no solamente se
insiste en el discurso de que no hay un incremento de los ataques contra las
madres, las hermanas o las hijas al interior del seno familiar, sino que a las
víctimas ¡se las convierte en victimarias! De ese vuelo el actual régimen de
“izquierda progresista”.
El machismo y la misoginia del
lopezobradorismo –mal disimulados con el otorgamiento de carteras en el
gabinete a mujeres a las que se obliga a “tragar sapos” ante semejantes
desfiguros, so pena de perder sus cargos- están en la misma sintonía de sus
ideas en materia de economía, medio ambiente, generación de energía, derechos
humanos, seguridad pública, generación y distribución de la riqueza, salud y
educación.
Son anacrónicos. Apestan a podrido.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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