PRD, ESE MUERTO VIVIENTE
Fotografía: archivo |
El
Partido de la Revolución Democrática vive la que quizás sea la más grave y
profunda de sus crisis internas desde que se constituyó en 1989 como el
aglutinador de la izquierda mexicana, y que podría llevarlo a convertirse
dentro de poco en un cadáver político, hasta desaparecer definitivamente.
La
acelerada salida de cada vez más militantes de ese partido para abrazar la “fe”
lopezobradorista es signo de que el PRD ha dejado de ser una verdadera
alternativa para acceder al poder en el país desde una cada vez más desdibujada
izquierda, que no existe más que en el discurso, porque en los hechos, ninguno
de los institutos políticos que dicen representar ese espectro ideológico son izquierdistas
en realidad.
En
los últimos procesos electorales, el PRD ha tenido que colgarse del PAN para
evitar ser borrado del mapa, lo que ha abonado a su imagen de partido
colaboracionista y pragmático hasta la renuncia misma de los ideales con los
que fue concebido en un principio.
Eso
le ha permitido mantenerse con vida, cierto, pero como un cascarón vacío, que
ya no le ofrece nada a su electorado, pues generalmente está supeditado a las
plataformas y proyectos de sus aliados electorales, lo cual ha sido muy bien aprovechado
por el Movimiento de Regeneración Nacional de Andrés Manuel López Obrador, que
sin realmente creer en ellas, ha recogido las banderas que enarboló y por las
cuales derramó sangre durante décadas la verdadera izquierda mexicana.
Mientras
a nivel nacional los perredistas se debaten entre continuar royendo lo que le
queda de carne al “hueso” de un partido agonizante, o de una vez saltar al
barco de Morena, donde el “mesías” Andrés Manuel les concederá, por obra de su
palabra, la absolución y el perdón a sus miserias políticas, en estados como el
de Veracruz ni siquiera saben en este momento qué es lo que son ni cuál es su
identidad.
Desfasados
por su alianza con el panismo yunista -que les ha reportado alguno bueno, dos
que tres regulares y en su mayoría mediocres cargos en la actual administración
estatal-, los perredistas veracruzanos no han sido capaces de impulsar una sola
política pública que represente al menos figurativamente algo de su ideario en
este gobierno.
Su
única intentona, el decreto de una carta matrimonial publicado el pasado 20 de
febrero, en el que se reconocía el acto de las nupcias por la vía civil como la
unión de dos personas, sin especificar su sexo, fue abrogado cuatro días
después por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ante las amenazas de la
Iglesia Católica de salir a protestar. La supuesta izquierda veracruzana
–Morena incluida- no dijo ni pío por este acto de humillación del Estado ante
el clero.
Sin
agenda propia, cachando candidatos de las cloacas del priismo, sojuzgados por
un régimen cuyo interés es permanecer en el poder y que los utiliza específicamente
para ese fin, los perredistas veracruzanos van al próximo proceso electoral
municipal con las sobras de su alianza con Acción Nacional, intentando sobrevivir
a través de las regidurías que logren acaparar, y como muertos vivientes,
arrastrando lo que queda de la osamenta de lo que fue alguna vez una voz digna
de la lucha por un país y un estado más justos.
Lo
peor es que no hay quien tome esa estafeta. En Morena también se acepta
cascajo. Nomás hay que ver a sus dirigentes.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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