POSTDUARTISMO Y DECEPCIÓN
Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
El primer trimestre de la administración de
Miguel Ángel Yunes Linares ha sido, para decirlo de la manera más certera
posible, decepcionante, en muchos sentidos.
En primer lugar, el tema de la inseguridad ha
rebasado por mucho a un gobierno que pareciera que no hubiera estado al tanto
de la gravedad del problema y que ante la escalada de violencia prácticamente
en todas las regiones de la entidad, empezó descalificando las críticas para después
terminar admitiendo la dimensión del fenómeno.
Tuvo por ello que solicitar la ayuda de la
Federación, misma que se concretó esta semana con la llegada de elementos de la
Gendarmería Nacional a Xalapa y la región Córdoba-Orizaba, así como con las
visitas escalonadas de los secretarios de Educación, Aurelio Nuño; Gobernación,
Miguel Ángel Osorio Chong; y por primera vez desde que Yunes Linares es
gobernador, del presidente Enrique Peña Nieto, quien en Tuxpan le dijo al
mandatario estatal que tendrá un aliado en el Gobierno de la República para el
tema de la seguridad.
Sin embargo, existen muchos paralelismos con
lo ocurrido en Veracruz hace exactamente seis años que impiden ser optimistas y
que más bien obligan a exigir que se evite caer en lo mismo que se cayó en un
pasado demasiado reciente, y cuyas consecuencias todavía padecemos.
El mismo día que Osorio Chong pisó tierras
veracruzanas, en el municipio de Boca del Río fueron abandonados once cadáveres
con signos de tortura acompañados por un letrero con una declaración de
“guerra” de parte de los homicidas. Dedicatoria que Yunes Linares negó que
fuera para su gobierno, sino para las bandas rivales, en refuerzo de su
discurso en el que, según él, los delincuentes se matan entre ellos.
No deja de llamar la atención que eso mismo
fue lo que sucedió hace seis años, cuando la delincuencia organizada arrojó 35
cadáveres a unos metros de donde se celebraba una reunión de procuradores de
justicia del país, episodio horrendo que anunciaba el inicio de un sexenio de
terror. También entonces, como ahora, se dijo que los muertos, todos, eran
criminales, sin mediar investigación alguna que lo probase.
No es el único “déjà
vu” que los veracruzanos tenemos conforme avanza el bienio yunista. Como hace
seis años, la crítica periodística comienza a ser cada vez menos tolerada por
el gobernante, que ha llamado ignorantes a quienes le han señalado errores y
más recientemente acusó a un columnista, Alejandro Aguirre, de reportar “cosas
falsas de Veracruz”. Así mismo empezó Javier Duarte, y su sexenio terminó con
20 reporteros asesinados.
También al igual que en gobiernos anteriores,
el yunismo en el poder ha optado por pactar con quienes antes acusó de causar
daño al estado para que, a cambio, sus iniciativas prosperen y pueda apuntalar
su proyecto político familiar. Es el caso de las casi seguras candidaturas por la
coalición PAN-PRD de los ex priistas Ricardo García Guzmán, David Velasco
Chedraui, Víctor Arcos Roldán y demás pepenadores de la política que están
siendo acogidos por el régimen del “cambio”.
Y por si no fuera bastante, luego de algunas
semanas de que les bombardearan con basura informativa a través de la
estrategia del “mailing”, el yunismo gobernante parece haber vuelto a acoger en
su seno a los sicarios cibernéticos con los que el duartismo se dedicó a
denostar y calumniar a sus adversarios y críticos –incluido el propio Miguel
Ángel Yunes Linares-, y que ahora han cambiado su “línea editorial” para
ensalzar al gobierno estatal y atacar a quienes antes les llenaron los
bolsillos de billetes.
No por nada un grupo de investigadores y
académicos universitarios señalaron que en Veracruz se vive un “postduartismo”,
aunque se refirieron concretamente al área de la seguridad.
Por desgracia, la etiqueta es aplicable cada
vez a más temas, a más actitudes y a más yerros. Y por ende, mayor es la
decepción.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario