EL "MODITO" AUTORITARIO
Fotografía: archivo |
Los desplantes autoritarios del presidente
Andrés Manuel López Obrador son cada vez más recurrentes. Y en algunos casos,
bastante riesgosos.
En medio de la pandemia y usándola como
pretexto, el régimen lopezobradorista pretende realizar una trastada legal para
modificar el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación –a través de
una reforma a la ley respectiva- y otorgar facultades extraordinarias al
Ejecutivo para reasignar, de manera unilateral, los recursos públicos.
Dicha iniciativa de reforma a la Ley Federal
de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria –que será discutida en estos días-
le confiere al Ejecutivo la atribución de modificar la asignación de recursos
aprobada por el Congreso de la Unión para el ejercicio fiscal en curso, sin más
criterio a considerar que el del mismo gobierno.
Con esto, se reduciría a su mínima expresión
el papel del Poder Legislativo, ya que el Ejecutivo –representado por el
Presidente de la República- podría modificar con total discrecionalidad el
presupuesto de egresos bajo el argumento de enfrentar emergencias económicas, cuyo
proceso de declaratoria no es detallado en el documento enviado a la Cámara de
Diputados la semana pasada.
De esta manera, las modificaciones
presupuestarias –que en la conocida praxis lopezobradorista implican recortes a
las áreas que el presidente no considera prioritarias- quedarían enteramente a
criterio del Ejecutivo, desplazando al Legislativo de la toma de decisiones y dinamitando
de un plumazo la de por sí endeble división de poderes actual en México.
No es ésta la única expresión autoritaria que
hemos presenciado últimamente. Junto con un Decreto de (supuesta) Austeridad que
mantiene intocado el millonario derroche gubernamental en los proyectos
insignia del sexenio (tren maya, el “aeropuerto” en la base militar de Santa
Lucía y la refinería de Dos Bocas), el gobierno propuso planes de “apoyo” a
empresas que resultan por lo menos insuficientes para contener los efectos del derrumbe
económico provocado por la pandemia de Covid-19.
Así que organismos empresariales como el
Consejo Mexicano de Negocios buscaron acceder a esquemas de financiamiento que
les permitan sobrevivir a esta crisis. En ese contexto se inscribe el acuerdo
alcanzado el pasado fin de semana con el Banco Interamericano de Desarrollo para
inyectar 12 mil millones de dólares anuales en créditos para unas 30 mil micro,
pequeñas y medianas empresas mexicanas.
Pues este lunes el presidente Andrés Manuel
López Obrador expresó su rechazo a este acuerdo. Y demostrando su ignorancia en
estos temas, juró que su gobierno no se endeudará con el BID, sin tener idea de
que se trata de un acuerdo entre privados en el que no hay recursos públicos de
por medio.
Pero en una frase resumió la verdadera causa
de su molestia por un acuerdo que ya había recibido incluso el beneplácito de
la Cancillería y de la Secretaría de Economía: “no me gustó mucho el ‘modito’
de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes (...). Ni que
estuviéramos de florero”, dijo el presidente en su conferencia mañanera de este
lunes.
Como todos los megalómanos, López Obrador no
tolera no ser el protagonista de todo. Y como ha demostrado invariablemente desde
que asumió el poder, el “modito” que sí le gusta, el que le va mejor, es el
autoritario.
Para muestra, su odio sin medida a la prensa
que no lo adula.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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