MALA SALUD II
Fotografía: archivo |
En
la anterior entrega de la Rúbrica se abordó el tema de los graves problemas que
existen en el sistema de salud pública a nivel federal y en los estados, mismo
que se volvió asunto central de la agenda este miércoles a raíz de las
protestas y las críticas contra el Instituto de Salud
para el Bienestar (Insabi), organismo que inició operaciones apenas el pasado 1
de enero en sustitución del Seguro Popular.
El
Insabi arrancó funciones sin funcionar. En primer lugar, porque no cuenta con
reglas de operación claras, lo que provocó un caos en los centros de salud
públicos en relación con la atención de los pacientes y en particular con un
tema sustantivo: la gratuidad de los servicios.
En
varios hospitales y clínicas se comenzó a cobrar a los usuarios por ciertos
tipos de atención, contra la afirmación del gobierno federal de que todos los
servicios serían gratuitos y a diferencia del Seguro Popular, que sí brindó esa
gratuidad y acceso universal para la atención de prácticamente cualquier
enfermedad y tratamiento.
El
pasado 21 de octubre de 2019, en la presentación oficial de lo que sería el
Insabi durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López
Obrador, el director del organismo, Juan Antonio Ferrer, planteó entre los
objetivos del instituto “proveer y garantizar la prestación gratuita de
servicios de salud y medicamentos a la población sin seguridad social (…) sin
restricción para ningún tipo de padecimiento, como era en los años anteriores”.
Ferrer
quizás se refirió a los años anteriores al Seguro Popular, que con todos sus
bemoles sí logró ser un programa exitoso y con alto sentido social, pues
gracias al mismo las personas que no contaban con el beneficio de pertenecer a
algún sistema de seguridad social como el IMSS o el ISSSTE –y que representan a
la mayoría de la población del país-, tenían la posibilidad de recibir atención
médica en todos los niveles de manera gratuita.
Eso
ya no será así. Este martes 7 de enero, a través de un comunicado la Secretaría
de Salud dio a conocer que el Insabi “brinda servicios
médicos en el primer y segundo nivel de atención para todas las personas que no
cuentan con seguridad social”, mientras que la atención de tercer nivel corresponde
a los “institutos nacionales de salud y hospitales federales”, los cuales, de
acuerdo con el artículo 36 de la Ley General de Salud, “están sujetos a obtener
cuotas de recuperación” para la prestación de servicios para padecimientos de alta
complejidad diagnóstica y de tratamiento.
¿Cuáles
son las enfermedades o dolencias que se atienden en los centros de salud de
tercer nivel? Las que ponen en peligro la vida, como los padecimientos del
corazón, riñón, cerebro, hígado, cáncer, VIH, tumores, leucemia, hemofilia, etcétera,
y cuyo tratamiento en el Seguro Popular eran financiado a través del Fondo de
Protección contra Gastos Catastróficos, creado específicamente para cubrir los servicios
médicos de alta especialidad a los beneficiarios del hoy extinto programa que
padeciesen enfermedades de alto costo.
Contra lo que afirme el presidente –quien
conforme pasa el tiempo se contradice cada vez más-, es un hecho que esos
servicios ya no serán gratuitos, por lo menos para quienes se afilien a partir
de ahora al Insabi. ¿Y a dónde irán a dar los 75 mil millones de pesos que se
destinaban al Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos?
A que no se lo imagina.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario