LA AMBICIÓN LOS CIEGA
Fotografía: AVC Noticias |
Este miércoles concluyen las campañas
electorales de 2018. Las más desgastantes y polarizadas de los últimos 12 años.
Y el saldo es, en general, negativo.
Si bien hubo algunas innovaciones y avances notables,
como la flexibilización de los formatos de los debates y la posibilidad de
interactuar, aunque fuera de manera muy acotada, con la ciudadanía durante esos
ejercicios, en los hechos este proceso, en todos sus niveles, ha significado la
reedición de viejos vicios, así como de la intolerancia, el fanatismo y malas
prácticas que se pensaban erradicadas, con un aderezo por demás peligroso: un
odio exacerbado.
El Gobierno Federal intervino abierta y
vergonzosamente en el proceso. En su desesperación por mantenerse en el poder,
manipuló las instituciones e impuso en el PRI a un candidato presidencial que
nunca hizo click con los priistas mientras intentaba deslindarse del propio partido.
El resultado es que ha terminado desfondado, con posibilidades mínimas de ganar
no solo la Presidencia, sino todo lo que estará en juego el próximo domingo.
La debacle priista está tan a la vista, que representantes
del sector más “duro” de ese partido, como el ex gobernador de Oaxaca Ulises
Ruiz, piden que se remueva al actual dirigente nacional René Juárez apenas
pasen los comicios. Los restos del otrora omnipotente “partidazo” van a ser ferozmente
disputados como un botín en el que no piensan dejarle nada al peñismo, al que
le serán cargadas todas las facturas de un fracaso que comenzó a fraguarse
desde 2016, con la exhibición de las corruptelas consentidas a Javier Duarte.
El PAN y el PRD no están mejor. En el
primero, las afrentas y traiciones de Ricardo Anaya para imponerse como
candidato presidencial fracturaron a ese partido y terminaron por revertírseles.
En Acción Nacional también están esperando que pasen los comicios para cobrarle
una a una sus ofensas al político queretano, cuyo máximo “logro” será haber
fragmentado a un partido que se distinguía por su cohesión.
El PRD, por su lado, está en camino recto
hacia la insignificancia política, misma que se recrudecerá cuando los panistas
lo desechen como aliado, al haber dejado de serles útil. El lastimoso fin del
que fue el partido insignia de la izquierda democrática en México está cerca.
En Morena, la posibilidad real del triunfo
electoral el próximo domingo los tiene ensoberbecidos a niveles esperpénticos,
como lo demuestran las declaraciones de su dirigente nacional Yeidckol
Polevnsky, quien este martes aseguró que las votaciones del 1 de julio son un
“trámite”, pues según ella, Andrés Manuel López Obrador “ya ganó” y la elección
“está decidida”.
El desprecio mostrado por los ciudadanos que
no apoyan esta opción política -que se disfraza de izquierdista pero es
profundamente conservadora- es tan repulsivo como representativo de lo que
puede llegar a ser un régimen alérgico a la crítica, el disenso y el debate de
las ideas. Y peor aún, sin contrapesos.
En la aldea veracruzana, el régimen panista
organiza una elección de Estado al más puro estilo priista para que el hijo del
gobernador pueda “heredar” el poder. Las instituciones y hasta los poderes del
Estado están al servicio del candidato Miguel Ángel Yunes Márquez, que a pesar
de ello y del monstruoso derroche de recursos en su campaña, llegará a la
elección empatado con el abanderado de Morena, Cuitláhuac García, que lo único
que ha hecho para “merecerlo” es “colgarse de las valencianas” de López
Obrador.
Llegamos al final de las campañas en medio de
la incertidumbre, la decepción y la frustración por el ínfimo nivel mostrado
por la gran mayoría de los actores políticos en contienda que, como es
costumbre, no han sabido estar a la altura de sus responsabilidades ante los
ciudadanos ni de los reclamos de la nación.
La ambición los ciega.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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