¿Y LAS ÓRDENES DE APREHENSIÓN CUÁNDO?
Fotografía: archivo |
Las
recientes revelaciones acerca de fraudes y desvíos de recursos en la
administración de Javier Duarte de Ochoa, así como el ostensible
enriquecimiento de su grupo cercano y de sus familiares, si bien no dejan de
generar indignación, tampoco son algo nuevo.
Desde
hace al menos dos años se comenzaron a documentar los malos manejos del
gobierno veracruzano y los señalamientos que por ese motivo le hicieran desde
entonces entes como la Auditoría Superior de la Federación, con denuncias ante
la Procuraduría General de la República incluidas.
Todo
mundo sabía en Veracruz de la red de negocios tejida por personajes como
Gabriel Deantes, Edgar Spinoso y Vicente Benítez, así como de su escandaloso
enriquecimiento a costa de sus cargos en la administración pública y al amparo
de un poder que creyeron iba a durar para siempre.
Para
nadie era un secreto que el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez
Zurita, es el dueño de variados y diversificados negocios, que van desde el
lujoso hotel Punta Real en Chachalacas hasta franquicias como la del
restaurante Natura en Xalapa y, por supuesto, sus empresas de venta y renta de
equipos de vigilancia y seguridad. Con eso de que la delincuencia en Veracruz
lleva años desatada.
Desde
el principio del sexenio se tenía conocimiento de que integrantes de la familia
de la esposa de Javier Duarte, Karime Macías, se habían colocado en varios
cargos gubernamentales desde los que se dedicaron a hacer millonarios negocios,
desde la organización de la Cumbre Tajín hasta el rubro de la agroindustria.
Incluso,
la reciente revelación acerca de que el mismo gobernador Javier Duarte y Karime
Macías son dueños de propiedades en el fraccionamiento y club de golf Woodlands,
en Houston, Texas -aceptada por él mismo al mostrar el recibo de una las
transferencias realizadas para ese propósito-, no sorprenden. No son los
únicos.
Lo
de Woodlands se volvió un tema hasta aspiracional para los integrantes del
duartismo, al grado de que varios de ellos tienen propiedades ahí, como el
diputado federal y ex secretario de Educación Adolfo Mota Hernández, el
coordinador de Comunicación Social Alberto Silva Ramos, el secretario de
Turismo Harry Grappa y el ex secretario de Finanzas y actual delegado de
Banobras en Veracruz, Salvador Manzur Díaz. Toda una “colonia veracruzana”, que
protege sus nombres mediante entuertos legales y fiscales, como la creación de
fideicomisos en los que han escondido muchas de las huellas del desfalco.
Nadie
puede decirse engañado. La corrupción del duartismo-fidelismo es antigua,
pública y notoria. Sólo que hasta ahora que fueron derrotados en las urnas se
ha vuelto noticia de primera plana diaria en los medios de comunicación.
La
noticia será cuando se liberen las primeras órdenes de aprehensión. Tanto de
orden local como del federal. Pruebas sobran. Sólo es cuestión de que alguna
autoridad, sobre todo del Gobierno de la República, se decida.
Sería
una excelente manera de estrenar el flamante Sistema Nacional Anticorrupción.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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