CUATRO FATÍDICOS MESES
Fotografía: Fotover |
Faltan
exactamente cuatro meses para que concluya el periodo constitucional sexenal de
Javier Duarte de Ochoa como gobernador de Veracruz.
Queda
un tramo de 122 días que parecen una eternidad, pues mientras los actores
políticos del estado siguen enfrascados en la pugna y la diatriba, Veracruz
padece las consecuencias del desgobierno, con regiones donde la autoridad
simplemente no existe, y de la crisis económica que quiebra negocios, produce desempleo
y desata la delincuencia.
El
vacío de poder y autoridad que priva en la entidad se debe, fundamentalmente, a
la ceguera y la necedad de un gobernante que se niega a entender que su tiempo
concluyó, y de la peor manera; que quiere ejercer actos de gobierno como si
estuviéramos en 2011 y, lo peor, que pretende dejarle un campo minado
financiero, institucional y político a su sucesor. Sólo por el odio enfermizo
que se profesan.
Al
fiasco legislativo ordenado por Javier Duarte a sus serviles diputados se suma
ahora la presión hacia los presidentes municipales. De acuerdo con el portal
informativo Versiones, los ediles han sido llamados a la residencia oficial
para que “acompañen” al gobernador saliente a presentar una denuncia contra el
gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, y a que boicoteen sus actos,
como la próxima presentación de su plan de desarrollo para el siguiente bienio.
La
táctica para “convencer” a los ediles es la amenaza directa. Si no obedecen,
caerán sobre ellos auditorías y denuncias penales del Órgano de Fiscalización
Superior, arma política del régimen que es para lo único que ha servido desde
su creación.
Situación
similar se dio con los diputados locales, que como ya se mencionó en una
entrega anterior de este espacio, también recibieron amenazas -no
necesariamente veladas- de parte de Javier Duarte. Incluso, el diputado local
del PRI Ricardo Ahued Bardahuil denunció en tribuna que le dijeron que lo iban
a “madrear” por no apoyar los atracos legislativos ordenados por el gobernador.
Entre
tanto, Javier Duarte continúa con su desbocada carrera hacia el abismo. No hay
día que los medios de comunicación de la capital del país no publiquen nueva
información sobre la inmensa corrupción duartista, sobre su riqueza malhabida,
y sobre sus simulaciones para intentar esconderla, que terminan en el más
absoluto ridículo, como fue el caso de la declaración 3 de 3 del mandatario
veracruzano, que fue rechazada por el Instituto Mexicano de la Competitividad,
pues “se le olvidó” incluir el patrimonio de su esposa Karime Macías Tubilla,
la gran beneficiaria de los abusos y la descomposición sexenal.
Quedan
todavía cuatro meses en los que Javier Duarte puede seguir haciendo
barbaridades contra Veracruz, sin importarle que la sentencia ciudadana del
pasado 5 de junio hacia su mandato fue clara. Y aun cuando desde el Gobierno
Federal, Los Pinos y la dirigencia nacional del PRI han dado señales de que se
procederá contra el duartismo y sus corruptelas, las acciones emprendidas son de
una lentitud paquidérmica, más cercanas a las tácticas dilatorias, cuando lo
que necesita la entidad para recuperar la estabilidad son decisiones
contundentes, propias de la gravedad de la situación.
Si
tras haber perdido las elecciones Javier Duarte todavía fue capaz de cometer
nuevos atracos legislativos, de amenazar a diputados y a alcaldes, y su policía
de asesinar a otro periodista, ¿qué no puede pasar aún en el transcurso de los
últimos cuatro, fatídicos, meses?
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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