LA PRENSA PODRIDA
Fotografía: AFP |
Mientras los reporteros
gráficos argentinos dieron un gran ejemplo de solidaridad y valentía al sacar
pancartas previo a la final de la Copa Libertadores de América de futbol
soccer, en las que pidieron detener el “genocidio” de periodistas en México, en
nuestro país el multihomicidio de la Narvarte ha sacado a relucir lo peor de
muchos medios y algunos que se dicen periodistas.
Quizás lo más vil que
hayamos presenciado hasta ahora sea la publicación de fotografías –filtradas,
porque no hay de otra, desde la propia Procuraduría del DF- de los cuerpos en
la escena del crimen, maniatados, desnudos, yertos, torturados, en la página de
Grupo Fórmula, y concretamente en el espacio de Ciro Gómez Leyva. La
explotación del morbo, la revictimización de los asesinados, el lucro con su
desgracia, son absolutamente miserables, digno de carroñeros de la información,
no de periodistas.
A ello hay que sumarle,
en el plano nacional, el interés de alguna prensa por cargar la culpa de los
asesinatos a las propias víctimas y deslindar de responsabilidades a los
gobiernos tanto de Veracruz como de la Ciudad de México.
No terminaban de adquirir
el rigor mortis los cadáveres cuando varios columnistas ya especulaban sobre si
no habrían andado en “malos pasos o compañías” las cinco personas ejecutadas el
viernes pasado, al tiempo que se indignaban porque se apuntara, con razones
justificadas, hacia Javier Duarte como un posible factor en la comisión de
estos crímenes, pues fue señalado directamente y con antelación por dos de las
víctimas.
Al trasladar la atención
a Veracruz, el entorno es mucho peor. La “cargada” mediática fue lanzada a
“defender” la “inocencia” de Javier Duarte, sin más elementos de prueba que la
mera consigna.
Desde las “vacas
sagradas” del periodismo veracruzano hasta los pasquineros de tres pesos se
dieron a la “tarea” de minimizar las agresiones a la prensa en Veracruz (“aquí
sí hay libertad de expresión, ¿qué no ves que tal o cuál se la pasan madreando al gober y no les pasa nada?”) y de calificar de “absurda” la sola
posibilidad de que Duarte de Ochoa tuviera responsabilidad alguna en éste y los
demás crímenes contra periodistas cometidos durante su infausto sexenio. Hasta
fue revivida una ex jefa de prensa del PRI –conocida en el norte de la entidad
por “chayotear” a nombre de Joaquín López Dóriga y que confundió a Luis Donaldo
Colosio con “Luis Don Aldo Colosio” en boletín- para publicar su “docta”
opinión sobre el caso, en la que, por supuesto, “exoneró” al Gobernador.
Al mismo tiempo, desde
las oficinas de la agencia de noticias Quadratín Veracruz, propiedad de la ex
coordinadora de Comunicación Social del Gobierno del Estado, Gina Domínguez
Colío, se maquilan y envían los e-mails que recogen todas las opiniones
favorables para Javier Duarte en la prensa de la Ciudad de México, así como los
señalamientos e insinuaciones dolosas hacia el fotoperiodista Rubén Espinosa y
la activista social Nadia Vera, sobre quienes, además, se reitera que eran nacidos
en el DF y Chiapas, respectivamente. Como si eso borrara los años que vivieron,
estudiaron y trabajaron en Veracruz. Como si eso los hiciera menos importantes
para este estado.
Junto con la violencia
asesina y la corrupción galopante, el “legado” más grande que dejarán los doce
años de fidelismo-duartismo será la pulverización del periodismo en Veracruz,
la degradación de la mayoría de los medios de comunicación y de muchos que se
llaman a sí mismos periodistas, y que se convirtieron, por unos mendrugos, en
patéticos mandaderos de los poderosos, traicionando su deber de informar con
veracidad y equilibrio a la sociedad. La prensa podrida.
Y mientras tanto, Javier
Duarte ni se inmuta y sigue en España de vacaciones.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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