BELTRONES Y LA SUCESIÓN EN VERACRUZ
Fotografía: Archivo |
Apenas se estaba manifestando la “cargada” priista para
expresar su “beneplácito” por el arribo de Manlio Fabio Beltrones a la
dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional, y ya los
seguidores del precandidato a la gubernatura de Veracruz, Héctor Yunes Landa,
festinaban, dando por hecho que la sucesión en la entidad ya quedó definida.
El retorno de las más vetustas, anquilosadas y, sobre
todo, antidemocráticas formas de hacer política en el PRI y en los gobiernos
emanados de ese partido político, harían pensar que les asiste la razón a los
“hectoristas” para echar campanas a vuelo, particularmente por la cercana
relación política y personal del senador veracruzano con el inminente nuevo
dirigente nacional del tricolor.
Incluso, muchos de quienes a principios de año se unieron
con todo a la “indignación” de Héctor Yunes contra el duartismo por el
madruguete que les aplicó con la gubernatura de dos años, aplaudieron a rabiar
cuando desde el propio gobierno estatal difundieron la fotografía del
gobernador Javier Duarte de Ochoa con Beltrones y Yunes Landa un día antes del
faraónico “informe de labores” de éste último.
Muy convenientemente, a los “hectorizados” se les
olvidaron las “afrentas”, pues creen que el gobernador cumplirá lo que pactó
con el senador para que dejara de criticarlo.
Pero, objetivamente, la llegada de Manlio Fabio Beltrones
a la dirigencia nacional priista no le garantiza nada a Yunes Landa, como
quiere hacer creer a través de sus “promotores” en los medios de comunicación y
las redes sociales.
Aunque el ex gobernador de Sonora tomará las riendas del
Comité Ejecutivo Nacional del PRI por una situación coyuntural, más que nada
debido a la debilidad del presidente Enrique Peña Nieto, quien no tuvo la
fuerza política para impedírselo, eso no quiere decir que le vayan a entregar el
poder absoluto ni que vaya a ser prerrogativa suya la definición de las
candidaturas a las gubernaturas que estarán en disputa en 2016.
Claramente, Manlio Fabio Beltrones no es el candidato del
grupo político al que pertenece Enrique Peña Nieto. No ven con buenos ojos sus
aspiraciones presidenciales, de las que no habla por ahora, pero que sus
propios corifeos mediáticos se han encargado de proclamar durante los últimos
días.
Entregarle sin más a Beltrones Rivera estados como
Veracruz sería pavimentarle el camino a la candidatura presidencial en 2018. Y se
antoja difícil de creer que la “nomenclatura” priista gobernante ya se hubiera
decidido por el diputado federal saliente.
Además, para que la virtual dirigencia de Beltrones
Rivera aspire a ser exitosa, tendrá que abrir espacios para todos los grupos priistas.
Acaparar las candidaturas y excluir a priori a las diversas expresiones que hay
en ese partido terminaría por unirlos, pero en contra del Presidente nacional
priista. Y si no, que recuerde cómo le fue en su momento a Roberto Madrazo
Pintado.
Beltrones Rivera no es un político improvisado. Cuenta
con una amplia experiencia en estas lides y sabe cuándo tensar y cuándo soltar
la cuerda. No por nada desarrolló los inicios de su carrera al lado del ex
gobernador de Veracruz y ex secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez
Barrios. Es de esa misma escuela, para bien y para mal.
Así que seguramente sabrá leer la coyuntura y se dará
cuenta cuando le resulte factible colocar a la ofensiva a sus piezas en el
ajedrez político del año que entra. Y cuando tenga sacrificar peones para
proteger sus intereses con miras al 2018, seguramente lo hará.
Quienes creen que la sucesión en Veracruz ya está
definida, podrían llevarse una enorme y, probablemente, desagradable sorpresa.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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