DESAPARICIONES Y SECUESTROS: UNA LLAGA PURULENTA

Espeluznante es un calificativo que bien le aplica a la cifra de desaparecidos que de acuerdo con el Colectivo por la Paz región Xalapa, se ha registrado en Veracruz de 2010 a la fecha: 383 tiene documentados esta organización, que agrupa a familiares de víctimas.
Por si fuera poco, destacan que han sucedido al menos 221 secuestros en el mismo periodo de tiempo en la entidad. Y ésos son de los que se tiene noticia o denuncia, porque las más de las veces, por temor, los familiares no acuden a solicitar auxilio a las autoridades.
Estas cifras fueron dadas a conocer este lunes 11 de noviembre por integrantes de esta organización no gubernamental, que exigieron a los poderes estatales “una pronta y eficaz intervención para la procuración e impartición de justicia, así como ofrecer protección a la ciudadanía, con énfasis en las víctimas y sus familiares quienes se encuentran por una parte aterrorizados por los crímenes y por otra desconfiados de las instituciones que se han alejado de las personas y de sus necesidades y preocupaciones”.
El Colectivo por la Paz también pide a todos los órdenes de gobierno, en particular al estatal, “el cese de la revictimización por parte de las autoridades que investigan, exigimos el cese de la criminalización de nuestros familiares, de la minimización de nuestro dolor, del encubrimiento a los responsables y a sus familiares ya que estas prácticas han estado presentes desde el momento en que realizamos las denuncias, lo cual impide que se sigan líneas de investigación objetivas y con apego a la ley”.
Es comprensible el dolor y la rabia de quienes ni siquiera tienen la certeza de si un familiar suyo vive o muere, y que como respuesta a sus denuncias han recibido, sin que medie investigación alguna, dichos como “seguro andaba metido en algo chueco”, o “se ha de haber escapado con el novio”.
Entre 2011 y 2012, cuando se vivió la ola de violencia criminal más fuerte de que se tenga memoria en Veracruz, a la par de las ejecuciones, fuimos testigos de cómo proliferaron en las calles de diferentes ciudades carteles pegados en las paredes o en los postes donde se solicitaban informes sobre personas desaparecidas, la mayoría jóvenes, de los que no había rastro de su paradero. Algunos aparecieron muertos, de otros nada ha vuelto a saberse. Los menos, efectivamente, andaban de juerga o aventura.
Las heridas siguen abiertas. Y las desapariciones, secuestros y extorsiones no cesan, contrario al discurso oficial de un entorno de seguridad y tranquilidad en el estado.


Twitter; @yeyocontreras

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