EL “HALCONAZO” DE CUITLÁHUAC
Fotografía: Gobierno de Veracruz |
Una tentación común recurrente entre los
políticos de diferentes filiaciones políticas y adscripciones ideológicas es la
de usar equipos deportivos para hacer política. Y negocios.
En Veracruz, por lo menos durante tres
sexenios el equipo de fútbol soccer profesional Tiburones Rojos del Veracruz
fue usado como parte de la estrategia de las diferentes administraciones
estatales para hacer populismo ramplón, gastando recursos públicos en un
negocio privado en el que, por otro lado, siempre hubo sospechas de
participación accionaria simulada de autoridades, como fue el caso del entonces
gobernador Miguel Alemán Velasco y el empresario taurino metido a “panbolero”
Rafael Herrerías.
De Fidel Herrera se decía que se metía hasta
en la decisión sobre qué jugadores aparecerían en la alineación de cada partido
de los Tiburones Rojos, que fueron usados también para la propaganda electoral
durante ese sexenio y el de Javier Duarte, además de como una palanca para
apuntalar aspiraciones políticas de personajes como Fidel Kuri, quien terminó
por enterrar al club por su pésima y fraudulenta manera de administrarlo.
Además del soccer, Fidel Herrera Beltrán puso
su interés en el basquetbol, más por las presiones de su esposa que por su
propia voluntad. Y fue así que se creó a los Halcones Rojos del Veracruz como
respuesta al, en esos años, muy exitoso Halcones UV de Xalapa, que logró
campeonatos para la Universidad Veracruzana que encendieron la envidia de quienes
gobernaban la entidad como si fuera de su propiedad.
Más allá de los dividendos políticos, que el
gobierno se inmiscuyera en equipos deportivos profesionales resultó siempre una
mala idea, pues había que desviar recursos del erario que eran necesarios en otras
áreas realmente prioritarias, para financiar un barril sin fondo como el de un
club profesional, cuyo objetivo principal es generar ganancias, contrario a los
fines de las entidades públicas.
Los gobiernos emanados de la “4t” no han
estado exentos de este fenómeno. Como al presidente le encanta el béisbol,
también se han desviado millonarios recursos a la rehabilitación de estadios, a
la creación de escuelas y al beneficio de clubes privados, propiedad de
allegados y hasta de familiares de Andrés Manuel López Obrador, quien seguido
deja botadas, a media mañana y entre semana, sus responsabilidades como primer
mandatario para irse un rato a “macanear”.
Comentarios
Publicar un comentario