PÉGUELE AL NEGRO


El pasado 15 de noviembre, durante el discurso con motivo de su tercer informe de actividades (de logros lo anuncian eufemísticamente), el gobernador Javier Duarte de Ochoa pretendió hacer un deslinde del pasado, al criticar el estado crítico en el que recibió la administración y anunciar que a partir de ese momento, comenzaba la etapa de logros para Veracruz.
Eso fue interpretado como una toma de distancia de su antecesor, Fidel Herrera Beltrán, cuya sombra nunca ha dejado de pesar a tres años de haber entregado el poder a quien él escogió dejárselo.
De inmediato, los amanuenses del régimen difundieron la especie del "rompimiento" con el pasado y más claramente, de Duarte de Ochoa, con quien fuera su maestro y protector en la política, así como el de muchos que hoy son poderosos funcionarios y que empezaron sus carreras cargándole las maletas al de Nopaltepec.
Pero el supuesto "rompimiento" no convenció del todo a casi nadie. Herrera acababa de ser operador en las elecciones locales, en las que el PRI ganó la mayoría de los escaños en el Congreso del Estado y de las alcaldías de la entidad. En términos generales, entregó buenas cuentas en ese proceso, a pesar de que perdieron algunas presidencias importantes y emblemáticas, como la de Córdoba (tierra adoptiva del gobernador Duarte) y la de Boca del Río.
Incluso, su regreso a la política activa en la entidad había sido anunciado meses antes, al inicio del proceso electoral, en una reunión con los principales actores del priismo en la casa de gobierno, en presencia del sucesor de Herrera Beltrán, en un acto que parecía más una rendición de honores al salvador de un barco que se iba a pique.
Y luego de los comicios, varios de los operadores políticos identificados como fidelistas "químicamente puros", fueron incorporados al gabinete del gobernador Duarte en cargos de alta responsabilidad y poder, como son los casos de Jorge Carvallo Delfín en la Secretaría Particular del Ejecutivo, y de Erick Lagos Hernández en la Secretaría de Gobierno, el segundo puesto en importancia de la estructura gubernamental estatal.
¿Qué pudo haber pasado para que el alumno decidiera romper con el maestro? Muchos factores pudieran pesar, empezando por la megalomanía de Herrera y su propensión a hacer su voluntad pensando que sigue en la "plenitud del pinche poder", aunque ya no sea el caso.
Pero una nueva andanada contra Herrera podría dar luz de su estatus ante quienes ahora ostentan el poder que añora. El director de la Universidad Popular Autónoma Veracruzana (institución de educación superior creada por el gobernador Duarte), Guillermo Zúñiga Martínez, declaró al periodista José Ortiz Medina que había que denunciar ante el ministerio público al ex gobernador Herrera por el "desaseo financiero" y los problemas de inseguridad que le heredó a Javier Duarte.
Independientemente de que es cuestionable que el maestro Zúñiga pida hasta ahora que se investigue a Herrera y no cuando éste era gobernador, lo que llama la atención es que una persona con su colmillo político salga a declarar algo así, en un momento que ese tema no está en la agenda del estado, por lo que no habría, aparentemente, necesidad de agitar el avispero.
Es claro que la declaración trae jiribilla y seguramente fue inducida. De lo contrario, Guillermo Zúñiga no se hubiera aventado ese "trompo a la uña". Y menos ahora que su hijo Américo es alcalde de Xalapa y lo último que necesita es una bronca con Fidel Herrera.
Sólo que hay algo que nadie de quienes ahora tienen el poder deben perder de vista: todos, o al menos la gran mayoría, participaron en el gobierno de Herrera Beltrán en cargos de alta responsabilidad. Así que también son responsables de lo que se hizo y se dejó de hacer en ese sexenio.
Nadie se purifica sólo por cambiar de patrón.

Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras

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