KARIME: LA "JEFA" DE LA PANDILLA
Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
Especial
relevancia ha cobrado el papel de Karime Macías Tubilla en la trama de
corrupción que finalmente provocó el derrumbe absoluto del régimen de su
marido, Javier Duarte de Ochoa.
Durante
el infame sexenio duartista, Karime Macías fue el verdadero “poder tras el
trono”, y lo ejerció en tal magnitud, que en primer lugar logró imponer a
varios familiares suyos en la estructura de gobierno, como si de lo más normal
se tratase, a los ojos de todo mundo.
Jorge
Fernando Ramírez Tubilla en la subsecretaría de Ingresos de la Secretaría de
Finanzas y Planeación, Brenda Tubilla Muñoz en la coordinación general de
festivales y Córsica Ramírez Tubilla en Casa Veracruz, fueron parte del engranaje
que le permitió a Karime Macías ejercer un control que iba más allá de su
relación personal con su esposo el gobernador de Veracruz, que abarcaba lo
económico y lo político. Los primos de la “señora” eran intocables y cuidado de
aquel secretario de despacho, ya no digamos un empleado de medio pelo, que se
atreviera a contradecirlos.
Pero
a pesar de lo que se puede inferir por el tráfico de influencias y el cínico
nepotismo, todavía, y hay que recalcar el “todavía”, no es comprobable que
Karime Macías se haya beneficiado personalmente a través de sus parientes con
cargo al erario. Sin embargo, las recientes revelaciones sobre el “caso Duarte”
la hunden.
Alfonso
Ortega, quien ha aparecido en las investigaciones como el “eslabón perdido” que
lleva directo al núcleo de la corrupción duartista, la implicó en actos
presumiblemente constitutivos de delitos que ya deberían estar siendo
investigados por la Procuraduría General de la República.
En
su declaración ministerial, el abogado fiscalista y presunto prestanombres de
Javier Duarte de Ochoa señaló a Karime Macías dándole instrucciones para
cometer actos ilícitos. Según Ortega, en diciembre del año 2012 la esposa del hoy
ex gobernador le ordenó endosar en blanco las acciones de todas las empresas
que éste abrió en Estados Unidos para adquirir inmuebles, tiempos compartidos y
otros bienes, como la lancha italiana Aquariva Super.
Dicha
instrucción, aseguró Alfonso Ortega a la PGR, se la dio Karime Macías durante
unas vacaciones en Aspen, Colorado, lujoso lugar de descanso donde las clases
más pudientes del mundo acuden a esquiar para “relajarse” de las mundanas
presiones.
Según
el presunto prestanombres de Duarte, Karime Macías le indicó que “querían
resguardar sus inversiones y mantenerlas a salvo”, mientras se hospedaban en el
St. Regis Aspen Resort, precisamente uno de los hoteles en los que adquirieron
tiempos compartidos con un valor de miles de dólares.
Además
de la voracidad, llama la atención la temporalidad. En diciembre de 2012 Javier
Duarte llevaba dos años como gobernador. En dos años como mandatario, más otros
seis en el servicio público como funcionario del gobierno de Fidel Herrera
Beltrán, ya era multimillonario. Y por qué no, agasajaba a su esposa con lotes
de joyas, viajes por el mundo, propiedades al por mayor. Además de un inmenso
poder.
Karime
Macías está tan dentro de la corrupción del sexenio como su esposo, y no sólo
como beneficiaria del dinero malhabido. El prestanombres que “cantó” la ubica
como la verdadera “jefa” de la pandilla. Con razón nunca le interesó en
absoluto la presidencia del DIF.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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