CLEPTOCRACIA A LA VERACRUZANA
Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
La
cleptocracia es un neologismo para referirse al gobierno de los ladrones,
conformado por políticos y burócratas corruptos en extremo.
De
acuerdo con la Enciclocracia del autor y ensayista español Iván de la Nuez, con
el término cleptocracia “hablamos de un tráfico de dinero a cambio de lealtad,
una especie de burocracia B en cuya nómina caben desde delatores hasta
familiares, sin olvidar a los premiados por favores políticos”.
“Resulta
ingenuo entender la cleptocracia como un delito puntual y no como un engranaje
sistemático de corrupción. Una ingeniería
que no sólo articula el robo al Estado, sino que también refleja a un
Estado que roba. La cleptocracia permite la emergencia de una nueva casta,
encargada de difuminar las fronteras entre el erario público y el
enriquecimiento privado. Y si la sinecura se nos presenta, vista a la luz del
presente, como una dádiva propia de un Estado corruptor, la cleptocracia
nos descifra además a un Estado corrompido”, define Iván de la Nuez.
Si
hay un gobierno en México que encaja en esa definición como si fuera una
descripción gráfica, como una imagen nítida de sí, es el de Veracruz. El
régimen que encabeza el gobernador Javier Duarte de Ochoa es una cleptocracia de
facto, pues su rapacidad es abierta, cínica, desvergonzada.
Juzgue
usted si no, a la luz de los recientes nombramientos en la estructura del
gobierno estatal. En la Secretaría de Desarrollo Social fue colocado Ranulfo
Márquez Hernández, conocido operador electoral del PRI que en el proceso 2013
fue cesado de manera fulminante de su cargo como delegado de la Sedesol federal
en la entidad, tras aquel escándalo de los videos en los que él y varios
políticos ligados al Gobierno del Estado instruían cómo utilizar los programas
sociales federales durante las campañas políticas, el “oro molido” de Salvador
Manzur Díaz, quien por esa causa también tuvo que dejar, casi a la fuerza, su
cargo como secretario de Finanzas y Planeación, aunque después fue
asombrosamente recompensado con la delegación
de Banobras.
En
la Secretaría del Trabajo, Productividad y Previsión Social fue nombrado
Gabriel Deantes Ramos, quien el año pasado fue echado vergonzosamente de su
cargo como oficial mayor de la Secretaría de Educación de Veracruz por haber
“traicionado” la confianza del gobernador Javier Duarte, tal como se mandó
publicar desde el mismo gobierno estatal en los medios en su momento.
Sobre
Deantes pesan varios señalamientos sobre presunto enriquecimiento inexplicable,
ya que de la noche a la mañana se hizo propietario de edificios, restaurantes y
mansiones en Xalapa y otras ciudades del estado, adquiridos “seguramente” por
medios de sus emolumentos como “servidor público”.
A
pesar de lo anterior, Duarte de Ochoa “perdonó” a Deantes, quien ha trabajado a
su lado desde el sexenio anterior, y aunque en un principio pretendió colocarlo
al frente de la Sedesol estatal, la presión y las críticas desde dentro del
mismo régimen se lo impidieron. Pero de todos modos le alcanzó para ocupar una
secretaría de despacho, cuyas oficinas, por cierto, quedan muy cerca del
edificio –también de su propiedad- donde desde la campaña de 2012 se instala un
bunker que concentra a la maquinaria electoral paralela con la que el gobierno
estatal opera los comicios federales y locales.
La
cereza del pastel del régimen cleptócrata veracruzano es la ratificación de
Luis Ángel Bravo Contreras como titular de la nueva Fiscalía General de
Veracruz para los próximos nueve años, con lo cual el duartismo pretende agenciarse
una monstruosa e inaudita impunidad transexenal.
Y
si alguien duda de la rapacidad de la administración estatal, que le eche un
ojo al nuevo crédito por cinco mil millones de pesos que el duartismo le clavó
a fin del año pasado, con premeditación, alevosía y ventaja, a todos los
veracruzanos.
Decirles
cleptócratas hasta parecería un halago.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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