REFORMAS SOBRE LAS RODILLAS
Demasiada
prisa tiene la clase política por sacar cuanto antes las llamadas “reformas
estructurales” en el Congreso de la Unión.
Y
como parece que será la tónica mientras dure el Pacto por México, PAN y PRD
–aunque en especial el primero– condicionan la discusión y aprobación de las
iniciativas en materia hacendaria y energética del Ejecutivo federal, a que
primero salga la que tiene que ver con un nuevo orden político-electoral de
este país.
Empero,
el plazo que se están dando para sacarlas todas es este mes, octubre, lo que a
todas luces es insuficiente para un análisis profundo de las propuestas y de
sus implicaciones.
La
más “correteada” sería la reforma política. Los legisladores del PAN pretenden
esté lista a más tardar en dos semanas, cortísimo tiempo para confeccionar una
enmienda de semejante envergadura, que transformaría por completo el entramado
del sistema electoral y de representación popular del país.
Entre
los tópicos que incluye dicha reforma, está la creación del Instituto Nacional
Electoral –lo que ya hizo respingar a los gobernadores de las entidades, pues
perderían el control sobre los comicios locales–, la introducción de figuras
como el referéndum, el plebiscito y la consulta popular –banderas de la
izquierda que, en los hechos, nunca han demostrado ser muy efectivas cuando son
aplicadas–, la reelección de alcaldes –que no logra consensos y sí enfrenta
muchas resistencias– e incluso la legislación de la segunda vuelta electoral
–tema al que el PRI se opone tajantemente, pues obviamente no le conviene–.
Como
es evidente tan sólo por las objeciones anteriores, no se trata de un asunto
sencillo que pueda alcanzar anuencias rápidas ni unánimes. Por ello es que la
urgencia de aprobar una reforma política express hace dudar sobre su calidad
legislativa y sus alcances reales.
Pero
en el juego de los chantajes con que se “negocia” dentro del Pacto por México, el
PAN se ha “montado en su macho” y no votará las iniciativas peñistas a menos
que se someta primero al pleno del Congreso federal la reforma política. Y agregaríamos:
a que ésta se apruebe en los términos que a este partido en particular
interesan.
El
riesgo de hacer reformas sobre las rodillas y sin consensos previos es que
terminan convirtiéndose en verdaderos lastres. Ejemplos sobran de leyes llenas
de vacíos, lagunas jurídicas y ambigüedades que luego se vuelven boquetes que
dificultan no digamos su utilidad, sino hasta su sola aplicación. Para muestra,
la reforma “educativa” que tiene en vilo el ciclo escolar en varios estados de
la República, incluido Veracruz.
México
necesita una legislación acorde con las necesidades de los tiempos que corren,
no de los intereses particulares (y las más de las veces, aviesos) de la clase
política. Pero eso no es algo que parezca importarles mucho. O nada.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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