REGINA: DIEZ AÑOS DE IMPUNIDAD Y VIOLENCIA PERPETUADA
Fotografía: Alberto Morales |
Recuerdo nítidamente el día que asesinaron a
Regina Martínez. Me encontraba en un concierto cuando un amigo mutuo me
escribió para darme a conocer la funesta noticia. La música se apagó en ese
momento en mi cabeza y no hice más que llorar el resto de la noche.
Los siguientes días fueron inenarrables. Sus amigos
y conocidos del gremio y el medio político y social al que daba cobertura con su
trabajo periodístico pasamos del estupor a la rabia, del dolor al reclamo
porque el crimen no quedara impune, que es precisamente lo que el gobierno
quería que sucediera.
El inconmensurable cinismo del régimen de
Javier Duarte de Ochoa –que para entonces ya tenía a Veracruz vuelto un
infierno de violencia- alcanzó uno de sus niveles más siniestros con este
crimen: primero se atrevió a enviar flores al funeral de Regina; luego,
“investigó” sin investigar nada y su procurador, Amadeo Flores Espinosa, se
inventó una historia inverosímil de supuesto “crimen pasional” y por robo a
manos de un malviviente –que muy convenientemente desapareció desde entonces-
no solo para cerrar el caso, sino para revictimizar y calumniar a la periodista
valiente e incómoda.
El relato inaceptable del gobierno de Duarte
sobre el asesinato de la ex corresponsal de Proceso en Veracruz Regina Martínez
sigue siendo la versión oficial del caso, que no ha sido reabierto a pesar de
las promesas de las dos administraciones estatales que ya le sucedieron e incluso
de las del propio presidente actual, quien conoció a la periodista.
Nunca se han investigado como posible móvil del
crimen sus reportes periodísticos publicados en el semanario Proceso, en los
que dio cuenta en aquel momento de presuntos nexos con el crimen organizado del
gobierno de Fidel Herrera Beltrán. El cuento del “novio malandro” y drogadicto
continúa siendo la “verdad jurídica” de un caso lleno de inconsistencias,
complicidades y suciedad.
En diciembre de 2020, nuevos datos sobre la
manipulación de la Procuraduría duartista salieron a la luz en un reportaje publicado
por el colectivo Forbidden Stories, que si bien adolecía de varias
inexactitudes en cuanto a nombres, cargos y fechas, proporcionó el testimonio
de una ex funcionaria relacionada directamente con el caso: la ex titular de la
Fiscalía Especializada en Atención a Delitos contra la Libertad de Expresión
(FEADLE), Laura Angelina Borbolla Moreno.
Borbolla
afirmó que “en toda mi carrera nunca había visto una escena del crimen tan
alterada” al referir que, entre otras irregularidades, “la policía local había
aplicado una cantidad excesiva de polvo revelador y deterioró las huellas
digitales encontradas en los objetos de la casa” con toda intención. “No fue un
accidente. Revelar huellas correctamente se aprende en primer año de
criminología y este error no ocurrió solamente una vez”, señaló Laura Borbolla
en ese reportaje.
A
pesar del revuelo causado en ese momento y de las promesas del actual régimen
por reabrir el caso, el silencio lo volvió a envolver. Y así sigue hasta la
fecha, cuando están por cumplirse este jueves 28 de abril diez años del asesinato
que, bajo los parámetros actuales, además de constituir un ataque a la libertad
de expresión, bien se le podría considerar como un feminicidio. La violenta
saña con que le fue arrebatada la vida a Regina Martínez no deja lugar a dudas
del odio implícito.
Odio
que hoy se reproduce, como entonces, hacia todo el gremio periodístico en
México, que sigue siendo el eslabón más débil y vulnerable en el entramado de
lo público, atrapado entre los intereses de los políticos –de todos los signos
partidistas- y el crimen organizado que, antes como ahora, han dejado de
diferenciarse unos de otros.
Han transcurrido diez años de impunidad y de
una violencia contra los periodistas perpetuada por la indolencia, la
incompetencia y la complicidad, a pesar de lo cual, el clamor de justicia
permanece. No te olvidamos, querida Regina. Nunca te podrán callar.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
Unos cuantos meses después asesinaron bajo el mismo modus operandi al Dr. José Luis Blanco, amigo de Regina, crimen que también sigue impune.
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