GOBIERNO DE CARICATURA
Imagen: transmisión de Presidencia de la República |
El término
propaganda proviene del latín propagandus, que significa “propagar”,
aunque también se deriva de la palabra propagare, que hace
referencia a “sembrar” o “difundir”. De tal forma que cuando hablamos de
propaganda nos referimos a la acción de difundir o hacer extensivo que se sepa
de algo.
Otras definiciones
de propaganda la explican como “un conjunto de métodos basados principalmente
en las materias de la comunicación, la psicología, la sociología y otras, que
tiene como propósito “influir en un grupo humano para que adopte la opinión
política de una clase social, la cual se vea reflejada en una determinada
conducta”.
También se le
considera como “el conjunto de técnicas y medios de comunicación social
tendientes a influir, con fines ideológicos, en el comportamiento humano. La
propaganda moldea la percepción de la audiencia”.
Asimismo, la
propaganda es conceptualizada teóricamente como “la difusión deliberada y
sistemática de mensajes destinados a un determinado auditorio y que apuntan a
crear una imagen positiva o negativa de determinados fenómenos (personas,
movimientos, acontecimientos, instituciones, etcétera) y a estimular
determinados comportamientos”.
De igual manera,
se le considera como “un conjunto de reflexiones y técnicas provenientes de un
campo interdisciplinar ligado al estudio y producción de símbolos encaminados a
persuadir y generar conductas acordes con ciertos fines: políticos,
electorales, ideológicos o sociales”.
A partir de estas definiciones –extraídas de varias
obras académicas y especializadas sobre este tema, como “Guerra y propaganda”
de Naief Yehya y “De la lucha de clases
a la lucha de frases” de Eulalio Ferrer, por citar dos- es completamente
válido y acertado asegurar que las conferencias mañaneras del presidente Andrés
Manuel López Obrador son un ejercicio de pura propaganda y en ningún momento de
rendición de cuentas ni de información de relevancia para el público.
¿O cómo podría considerarse información
trascendente para la ciudadanía que el presidente mal utilice esa tribuna para
atacar partidos opositores, periodistas críticos, organizaciones de la sociedad
civil, feministas y a todos aquellos que no doblen la cerviz ante sus
designios? ¿O las estupideces que le ordenan preguntar a sus textoservidores
“moléculas” para que el mandatario lance distractores? Tal cual, se trata nada
más que de propaganda.
Y precisamente por ello es que el
lopezobradorismo rabia en contra del Instituto Nacional Electoral por su
determinación de prohibir la transmisión íntegra –que no su realización- de las
“mañaneras” durante las próximas campañas electorales para la renovación de la
Cámara de Diputados y 15 gubernaturas.
De manera descarada, este gobierno pretende
inmiscuirse en el proceso electoral, acusando de manera tramposa “censura” a la
“libertad de expresión” del presidente, olvidando –o haciendo como que no sabe-
que a los gobernantes lo que les aplica es el principio de legalidad, y es la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos la que establece la
prohibición de mensajes de promoción gubernamental en medios de comunicación
durante las campañas. No hay tal cosa como la “libertad de expresión” de las
autoridades. Su obligación es cumplir con la ley.
Pero como todos los populistas –como su
“amigo” Trump-, López Obrador se victimiza mientras la maquinaria
propagandística de su gobierno busca distraer la atención sobre la realidad de
un México asolado por la muerte, la desesperanza y la violencia. El suyo es un
gobierno de caricatura.
De lo cual Benito Bodoque no tiene la culpa.
La
“narcojusticia” del lopezobradorismo
La exoneración del ex secretario de la
Defensa Nacional Salvador Cienfuegos estaba cantada desde que el gobierno
mexicano presionó para que Estados Unidos lo devolviera tras detenerlo bajo
cargos por narcotráfico.
El que la “absolución” de Cienfuegos se
concrete una semana antes de que Joe Biden asuma la presidencia norteamericana
solo exhibe la naturaleza del enjuague y la complicidad de la “4t” con la clase
militar, demostrando de manera cruda quién manda verdaderamente en México.
Y que en una de ésas, ni siquiera son los
militares.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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