EL DECÁLOGO VACÍO
El episodio del pasado viernes 14 de febrero protagonizado
por activistas feministas y el régimen que encarna el presidente Andrés Manuel
López Obrador, sin duda quedará registrado como uno de los momentos más funestos
para la autoproclamada “cuarta transformación”.
Y no solamente por el hecho de que el
gobierno –en este caso, el de la Ciudad de México- decidiera contener con gases
lacrimógenos a las mujeres que protestaban –y vandalizaban, también hay que
señalarlo- en la zona central de la capital del país, sino por un tema mucho
más oprobioso: la absoluta indolencia del lopezobradorismo respecto de los
feminicidios que no cesan.
No por nada la Fiscalía General de la
República pretende una reclasificación de este tipo penal para homologarlo con
el de homicidio calificado: lo que no quiere el régimen es tener que pagar la
factura de la violencia de género. Ni de ninguna otra. Por eso sus corifeos
hasta exigen que se les dejen de contar los muertos de la misma manera como
ellos lo hicieron con gobiernos anteriores.
La misma actitud del Presidente de México
demuestra la incomodidad que le causa este tema. La semana pasada, primero
pidió a los reporteros que cubren sus cada vez más caóticas conferencias
mañaneras que no “distrajeran” la atención del asunto que en realidad le
interesaba, la “rifa” del avión presidencial, con los feminicidios.
Ante la oleada de críticas por su indiferencia,
López Obrador respondió de la única manera que parece saber hacerlo:
descalificando. Y por qué no, dirigió sus baterías hacia sus “enemigos”
favoritos, los medios de comunicación, porque según él, “se ha manipulado mucho
sobre este asunto (los feminicidios) en los medios”.
Pero el culmen de los desatinos sucedió el
viernes. En medio de las protestas de los colectivos de mujeres por el atroz
feminicidio de Ingrid Escamilla –muerta y vejada por su propia pareja, y
revictimizada con la filtración y difusión de las imágenes de su cadáver-, el
Presidente fue cuestionado en la mañanera por la activista Frida Guerrera,
quien le pidió de manera reiterada una explicación sobre lo que el gobierno
hace para enfrentar este fenómeno criminal.
El lopezobradorismo respondió de la peor
manera posible: por un lado, un supuesto reportero de un medio “totalmente
palacio (nacional)” intentó reventar el tema señalando que “ya se habló
suficiente” de feminicidios, en una maniobra coordinada en el lugar por el
propio vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, como quedó evidenciado
en varios videos que se difundieron ese mismo día.
Al mismo tiempo, en redes sociales los
textoservidores de “cuarta” orquestaban una campaña de linchamiento contra
quienes se habían “atrevido” a cuestionar al Presidente y lanzaban sin rubor
epítetos como el de “feminazi” hacia las mujeres que protestaban.
Quizá lo peor fue la respuesta oficial,
formal, del gobierno: una imagen –ni siquiera puede considerársele un
documento- titulado “Decálogo del Presidente de México Vs la Violencia hacia
las Mujeres”, que enumera diez supuestas “ideas” que no son otra cosa que puras
obviedades, lugares comunes y a lo mucho buenas intenciones que ni de cerca
buscan acercar soluciones a una crisis que en México le cuesta la vida a diez
mujeres diariamente en promedio.
Lo quedó a la vista es que para el
lopezobradorismo gobernante los derechos, la seguridad y la vida de las mujeres
es un asunto menor, al grado que la única respuesta que atinó esbozar fue un
decálogo barato, absurdo, vacío, hecho al “ahí se va” para salir del tema.
Y por supuesto, evidenciaron que no tienen ni
idea de qué hacer con los problemas del país.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario