EL REPRESENTANTE DE DUARTE

Fotografía: Rubén Espinosa 

Llamó mucho la atención la información surgida este jueves, en el sentido de que Reynaldo Escobar Pérez será nombrado representante del Poder Ejecutivo del estado de Veracruz ante el Consejo de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia de la entidad.
De inmediato surgieron voces críticas por esta designación, ante los antecedentes de Escobar, uno de los políticos menos confiables de que se tenga memoria en los últimos tiempos en el estado, a quien en no pocas ocasiones se le han hecho señalamientos sobre comportamientos mafiosos.
Sus más recientes apariciones públicas fueron asesorando al grupo de choque mercenario de los 400 Pueblos, quienes azuzados por Escobar, invadieron un inmueble propiedad de una ex pareja sentimental suya, donde instalaron sus “oficinas” en Xalapa. Ahí permanecen, en absoluta impunidad.
La historia de Escobar Pérez es como la de muchos de los más “insignes” miembros del duartismo-fidelismo que ha hundido a Veracruz en la última década. De poseer un modesto despacho de abogados en un viejo edificio en el centro de la capital del estado, hoy cuenta con recursos financieros ilimitados, un lujoso edificio que alberga las oficinas de su corporativo jurídico, mansiones y autos de lujo, y una ambición desmedida que no se contenta con todo lo anterior.
Políticamente, Escobar Pérez ha sido de todo, lo que en la suma de las partes, termina siendo nada. Transitó de ser cardenista en los 80, a convergente en los 90, perredista a inicios de este siglo y, cuando le fue preciso, se declaró “el más alemanista de los alcaldes de oposición”, durante el sexenio de Miguel Alemán Velasco.
Fue Secretario de Gobierno todo el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, y en ese tiempo acumuló una gran riqueza y poder, que le hicieron soñar con que podría aspirar a ser Gobernador de Veracruz. Entendió pronto que el proyecto de su jefe era otro y se llamaba Javier Duarte, a cuya administración dio el salto a pesar de la oposición a que se integrara al gabinete conformado a finales de 2010.
Como Procurador de Justicia del duartismo tuvo una actuación gris, acotada, superado por la escalada de violencia que alcanzó su cúspide cuando la delincuencia organizada arrojó una treintena de cadáveres en una de las avenidas más importantes de la ciudad de Boca del Río, mientras a unas calles de ahí se celebraba un encuentro nacional de procuradores.
Ello le valió su salida del gabinete. Pero como “premio de consolación” fue enviado como candidato a diputado federal por Xalapa urbano en 2012. Sólo que fue arrollado por el perredista Uriel Flores Aguayo, con una pequeña ayuda de la entonces alcaldesa priista Elizabeth Morales García, quien este año contenderá por ese mismo escaño al que Escobar no logró acceder.
Por eso es que hace unas semanas, Reynaldo volvió a la escena pública, haciendo declaraciones a los medios sobre la situación del PRI y los riesgos que enfrentará en las próximas elecciones, así como para encartarse para la gubernatura de dos años. Vino, pues, a cobrar venganza.
Por esa razón es que el gobernador Javier Duarte lo nombrará representante de su gobierno ante el Poder Judicial del estado, amén de sus innegables dotes como jurista.
Y tomando en cuenta todos los antecedentes antes expuestos, ésta es una de las decisiones más congruentes que ha tomado el mandatario veracruzano. Porque si alguien encarna en su persona todo lo que representa este régimen, es Reynaldo Escobar.


Twitter: @yeyocontreras 

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